jueves, 31 de enero de 2019

LA EXTRAÑA ALOPECIA DE LA OCASIÓN

- !Rápido niño !, !La ocasión la pintan calva!

Y diciendo eso, lo agarró de la mano y llevándose al niño casi arrastras, comenzó a correr cuesta abajo por la ladera esquivando árboles, saltando piedras y arañándose con los matorrales en dirección al sonido de aquel motor hasta que llegados a una pista forestal, el abuelo a riesgo de que aquello le atropellara por falta de visibilidad, se plantó valientemente delante de los faros del enorme tractor con las manos en alto, obligándole así a parar.

Hambrientos y agotados habían estado horas caminando y cuando la luz del corto día empezaba alarmantemente a menguar, el abuelo, que iba disimulando su creciente inquietud, le había dicho esto gritando a tano al oír en la lejanía del fondo del valle un motor que se acercaba

 Una repentina niebla con la que el tiempo cambiante del otoño había convertido el espeso bosque en una masa blanca y algodonosa que hacía imposible toda orientación, y había hecho que se perdieran en aquellas montañas mientras recolectaban setas.

Los dos, abuelo y nieto, cansados pero satisfechos viajaban ahora de vuelta al pueblo tumbados sobre los troncos del remolque de un tractor maderero, soportando con gusto el duro traqueteo de los profundos baches de la pista forestal. 

-¿Calva abuelo…?, ¿Quién era "La Ocasión" Yayo…?, ¿Quién la pitaba así tan fea… ? ¿ Y por qué has dicho eso cuando hemos oído el tractor…?

Ahora Tano, repuesto milagrosamente por la excitación de la aventura en apenas unos minutos, ametrallaba sobre los troncos al sudoroso y extenuado abuelo con un torrente de preguntas sin ni siquiera darle tiempo al pobre hombre para pensar las respuestas.

-Tano, es dicho muy antiguo. Los romanos tenían una diosa llamada Ocasión, es decir la Oportunidad o la Suerte, a la que pintaban como una mujer hermosa y desnuda, viajando veloz encima de una rueda impulsándose con dos alas en la espalda.

-¿Y por qué la pitaban calva abuelo… ?, yo no he visto nunca una mujer calva…

-Mira Tano, respondió el abuelo haciendo acopio de paciencia, La pintaban así para indicar que las ocasiones buenas pasan rápidamente y además, no era calva del todo, solo por la parte de atrás de la cabeza, por la parte de delante llevaba unas melenas rubias rizadas y preciosas.

- ¿Y por qué esos romanos la pintaban tan guapa por delante y tan fea por detrás abuelo?

El importunado abuelo que con la sabiduría rural de un "Sancho" de Cervantes se solía expresar con dichos y refranes, tras liarse trabajosamente un cigarro de tabaco para que le diera tiempo a pensar, lo encendió parsimoniosamente y le dijo :

-Mira Tano, la pintaban así para que los niños aprendieran que cuando ves una oportunidad, si no eres listo y la enganchas de la melena cuando pasa y te entretienes dudando, luego ya no la puedes coger aunque la persigas porque por detrás, no tiene pelo donde aferrarla.

-! Claro abuelo!, ! Ya entiendo…!, si no hubiéramos corrido aprisa cuando oímos el motor del tractor, hubiera pasado de largo y ahora nosotros seguiríamos perdidos en la niebla…

-!Exacto Tano!, ! Eres muy listo! le dijo el abuelo y satisfecho y tras apagar la colilla, se acomodó como pudo entre los troncos y cerrando sus ojos cansados, se dispuso a dormitar un rato de lado dándole la espalda.

-¿Entonces Abuelo…?, ¿Esto de "La Calva"… no tiene nada que ver con lo de " La Piedra" del otro día…?

-¿Qué piedra Tano…?, le dijo el abuelo abriendo un ojo y temiéndose que el interrogatorio aun no había terminado…

- ! Si Yayo…!, Aquello de la piedra y el hombre tonto que se cae dos veces…?, ¿Por qué no me lo cuentas otra vez…?

El abuelo reprimió un montón de palabras malsonantes relacionadas con la pesadez del niño, se despidió lastimosamente de su posibilidad de descanso, se incorporó de nuevo mirando al cielo como un auténtico "Job" de pueblo y agotado, y se pasó hasta que llegaron al final de trayecto explicándole de nuevo a Tano en medio de interminables preguntas y aclaraciones porqué "El hombre, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra ".

Tano, bueno… Cayetano luego y Don Cayetano ahora, jamás olvidó aquella tarde ni aquellos dos refranes de su abuelo que se troquelaron en su infantil y tierno cerebro de tal manera, que siempre fueron la guía de su vida.

De hecho, desde entonces y durante su adolescencia y mayoría de edad, se habituó a aprender de sus errores cuya información guardaba cuidadosamente en sus neuronas para poner luego una enorme concentración en sus decisiones para evitar repetirlos como hacía el "Hombre gilipolla de la puta piedra" del cuento de su Abuelo.

Cayetano cursó brillantes estudios de comercio y economia 

 pero una vez finalizados comprendió pronto que las oportunidades, las ocasiones y las suertes, por muy bonita y poblada melena que tuvieran y por mucho que estuviera habituado a detectarlas hábilmente manteniendo un estado de atención permanente en los negocios, no podían agarrarse si no disponía de un capital inicial y así decidió coger su primera y frondosa melena casándose con la deslucida pero hacendosa y fértil hija de un Notario, al que asoció como parte capitalista en sus primeros negocios. 

Al principio, la carrera de Cayetano fue lenta, sin embargo, conforme aumentaba su capital, aumentaban sus posibilidades de aprovechar las oportunidades de engrandecerse lo que por otro lado era previsible cuando pensamos que, a las dos máximas de su abuelo que regían su vida, se sumaban una inteligencia despierta y una esmerada preparación.

Don Cayetano sin embargo, no había tenido en cuenta que el factor humano podía modificar su apreciación de las cosas y con la riqueza y los éxitos financieros fue anidando inadvertidamente en él la codicia y una insaciable ansia de poder y superada la cincuentena, llegó a la cima de sus aspiraciones cuando logró hacerse con una de las empresas informáticas más importantes y exitosas del sector de la comunicación y las nuevas tecnologías que estaba implantada en medio mundo, cuando aprovechó una preciosa ocasión que se presentó de manera repentina y que él vio como la rauda diosa romana que subida en su rueda mostraba un bello rostro, la melena rubia y rizada al viento, las alitas batiendo y todo ello bañado en una sutil niebla rojiza que junto su aura carmesí, la hacía mas deseable y atractiva y sin dudarlo, la agarró fuertemente por el pelo para hacerla suya sin la prudencia y la paciencia de la que siempre había hecho gala.

Para Cayetano fue una falta de preparación ser un hombre fiel que jamás había ido de putas. Si lo hubiera hecho, hubiera sabido que la luz y el ambiente rojo en la penumbra de los prostíbulos no es decorativo, sino que refuerza afeites y maquillajes haciendo disimular la vejez y los defectos de la piel de las prostitutas mas avejentadas y ajadas y que aliándose al alcohol y al deseo de sexo y al hambre de cariño de la clientela, podía hacer parecer una princesa a cualquier muchachita fachosa del arroyo.

Así, una vez cazada y a la luz del día, aquella ocasión no fue mas que una estafa, un hábil engaño bien tramado por el dueño anterior que disfrazó su ruina, su fracaso y sus pobres éxitos en investigación e innovación con el aura neblinosa y rojiza de una simple falta momentánea de liquidez financiera fruto de la tremenda expansión y éxito de la misma.

Aquella gran empresa, no era más que una bonita caja de regalo vacía, porque aunque aún mantenía su prestigio, su mejor capital, el humano, es decir los informáticos y los mejores ejecutivos e investigadores inovadores, descuidados por su dueño, habían "volado" a la competencia que supo valorarlos mejor y Don Cayetano, que había comprometido casi todos sus bienes allí, se vio entre la espada y la pared y con el riesgo de perder todo el esfuerzo de su vida por su codicia, no pudiendo siquiera culpar al vendedor.

Lejos de hundirse, el pánico hizo espabilar a Cayetano y recordando otro refrán de su abuelo :"Donde fueres, haz lo que vieres", no dijo ni una palabra negativa, mostró a los medios una sonrisa de triunfo, se compró un flamante Rolls Royce, vendió los bienes que le quedaban y ante la imposibilidad de reflotar aquello, los dedicó a fabricar la mejor y más bella "ocasión romana" para codiciosos, sometiendo a aquella empresa a un profundo lifting, una liposucción, pechos de silicona del 100, tratamientos dérmicos con laser, rejuvenecimiento corporal con células madre y por supuesto los mejores cosméticos, maquilladoras y masajistas de Hollywood y las más bonitas " extensiones" de pelo natural. Le infló la rueda. Rizó sus alitas, y luego, con toda paciencia, se ingresó en una costosa clínica privada tras hacer correr el bulo de sufrir un cruel cáncer de pulmón.

Naturalmente, el "Pringado" oportunista y codicioso, no tardó en aparecer, tragarse el anzuelo, cegarse con la ocasión. quedarse con sus extensiones en la mano y comprarla a un precio obsceno que dejó a Don Cayetano incluso con ganancias.

Pero durante el proceso…, Tano no dejó de pensar en lo de "la piedra" y el hombre y ante la seguridad de que en aquel mundo sin principios tarde o temprano volvería a tropezar, se retiró para nunca mas arriesgar su fortuna a la casa de su ya difunto abuelo en la sierra y dedicó su vida a coger setas por los montes acompañado de su pobre nieto al que inflaba a refranes.

-¿ Sabes Tanín?, le dijo Don Cayetano a su nieto mientras  rescogía un hermoso y anaranjado hongo 
sonriendo, es curioso, pero debes saber que como decía tu bisabuelo: "Cuando una estafa es enorme, ya va tomando un nombre decente…"

FIN

jueves, 24 de enero de 2019

LA VENUS DEL MÓVIL versión 2018

Todas las tardes cuando acababa su jornada y hasta bien entrada la noche Demetria se tumbaba sin ropa alguna en su sofá rojo con su móvil en la mano. Le encantaba la sensación de impunidad y secreta obscenidad de chatear así. Aquello le hacía sentir sexi y le daba valor para ir mostrándose atrevida e insinuante hasta que percibía bajo las palabras de aquellos hombres una fogosidad disimulada por la educación que ella, como una fina tela de araña, aprendió a dejar en el aire para retomarla de nuevo otro día. 

A veces…, sobre todo con la luna llena…, Demetria se excitaba contagiándose de sus propias palabras e intentando imaginar la sensación de los susurros jadeados en su oído o el tacto de unas manos ásperas tocando sus pechos y se acariciaba hasta el éxtasis sin dejar de escribir con la otra mano en el teclado del móvil.




!Ja ja ja ja! ! Nooo ! ! La foto del perfil de la App de relaciones personales no era de ella !. ! Que vaaa…! ! Que mas hubiera querido la pobre… ! Esa imagen era una estafa, un engaño, y no diré que inocente porque ese tipo de engaños siempre acaba haciendo mal a alguien incluido a uno mismo.

Demetria había puesto en su perfil una foto que encontró vagando por internet en un comercial de publicidad y que para ella representaba lo bello y deseable en una mujer.


!Si !, con cuarenta años apenas vividos entre la larga enfermedad de su madre viuda que exigía de su única hija cuidados constantes y su rutinario trabajo desde los diez seis años apenas dejada la escuela, encajando sardinas en la conservera, no había tenido novio alguno y su cuerpo era tan virgen como el de la Inmaculada concepción.

¿Padecía ? ¿Deseaba..? Anhelaba ?...!No!,! Nada de eso ! porque solo te hace desgraciado lo que has perdido. Lo que no conoces no lo puede hacer.

Para Demetria, las emociones, el amor, la maternidad y el sentirse deseada y querida eran cosas que solo le podían ocurrir a los demás, porque ella creía que con lo que Dios la había dotado, humildemente no las merecía y solo podía imaginarlas a través de los folletines televisivos o las novelas románticas que durante años le leía a su madre antes de que falleciera.

¿Fea...? !No! ! No creo ! Para mí no lo era, simplemente no resultaba atractiva porque estaba fuera de época. Era regordeta.. bueno " gordeta" vamos…, pero muy femenina. Demetria me recordaba las bellezas de las fotos en sepia de cantantes y coristas de principios de siglo XX y que ahora por la calle nadie volvería la cara para mirarlas…!.

!Que cruel puede ser la moda con sus imposibles cánones que lleva a las tontas de las mujeres a huir de su naturaleza y admirar lo que muy pocas pueden conseguir sintiéndose eternamente desgraciadas !!.

La verdad es que Demetria, con unos bonitos ojos verdes, solo tenía sus curvas exageradas pero… , eso sí, cada una en su sitio, no veía con pesar su destino y se sentía a gusto en la vida con lo todo lo que le había tocado…todo… salvo con su nombre. !! Demetria!! ! Que putada le había hecho su padre al ponerle el nombre familiar de todas las féminas de aquella familia !. Demetria sonaba a chica de servicio, a vendedora de frutas. Deme sonaba a dame y Metria a sistema decimal de medida…..!Aquel nombre no tenía arreglo!

Pero un día...! Se hizo el milagro !. "Internetina", la Diosa de la tecnología, acudió en su auxilio y apiadándose de Demetria cambió su vida.

Nunca había necesitado un teléfono móvil y cuando se quedó sola en aquel piso con horas y horas sin nada que hacer y una prima suya le regaló un terminal, encontró en internet un mundo nuevo. una ventana a la vida, un paraíso de comunicación con el mundo y los demás, que sacó de su interior una personalidad nueva que ella misma no conocía…

En las Redes Sociales Demetria podía ser alguien maravilloso y mágico sin necesidad de mostrarse. Podía sentir aquellas emociones que ella había adormecido. Podía ser atrevida y valiente. Podía sentir la amistad y el amor y podía también, dirigirse a los demás sin timidez y sin bajar los ojos, mostrando a todos cuan bella era por dentro, cuan sensible y generosa y recibir de los demás a cambio cariño , estima y aprecio….
.
Pero… para todo aquello …para disfrutar de aquel mundo virtual… que alejaba su soledad y llenaba su vida, había un precio que la valiente y renovada Demetria no dudó en pagar... !! No podía mostrar su nombre ni su imagen verdadera !!.


No os cansaré contándoos como aquello hizo feliz a Demetria digo a la "Elisa" de los chats de relaciones personales. Tampoco os detallaré como conoció el interior de cientos de hombres; sus heridas; sus virtudes; sus biografías tristes o sus vidas interesantes e incluso sé… y no me preguntéis cómo, que atrevidamente también, conoció algunas mujeres con las que llegó a mantener tórridos y sensuales romances a distancia.

Pero.. las más bellas historias desafortunadamente siempre debían terminar en el mejor momento como una especie de "coitus interruptus" emocional cuando el anonimato se iba haciendo imposible y el deseo de conocer en persona a "Elisa" las hacía insostenibles ya, porque Elisa, no se atrevió en ningún caso a romper la magia de las cosas mostrando su persona y con ella su engaño

Con lo que Demetria no contaba, es que desde que la humanidad inventó la escritura, las mujeres se pueden enamorar por medio las palabras incluso sin conocer a quien las pronuncia, si no fuera así, no hubieran existido poetas en el mundo y así, "Ernesto" cuya foto mostraba a un maduro canoso de rostro fino e interesante, sin que ella apenas se diera cuenta, se le fue metiendo tarde a tarde en la cabeza y en el corazón hasta desplazarlo todo dejando cualquier otra relación en las redes para solo vivir pendiente las palabras de aquel hombre que esperaba cada tarde con impaciencia, angustiada y obsesionada de que sus mentiras y aquellos sentimientos que se le habían ido de las manos la llevaran al desastre.

Por fin, cuando notó Demetria que la hoguera se había convertido en un incendio y su fuerza la abrasaba , tomó una decisión que jamás hubiera pensado que pudiera tomar…! De perdidos al río…! ! No podía perder aquello sin intentarlo por lo menos…! y aunque todas las probabilidades estaban en su contra, quedó con Ernesto en aquel banco del parque central donde podía verlo emboscada antes que él la viera y poder huir en caso de pánico.

! Vaya decepción… !, ! Que chafón…!, El hombre del banco era un gordinflón calvo de mediana edad con el aspecto vulgar de un tendero de ultramarinos, es decir…

! Ernesto era un mentiroso ! ! Tan mentiroso como ella….!

!No lo pudo remediar….! y cuando medio escondida tras el tronco de un grueso roble sonó su móvil con la llamada impaciente del hombre , Demetria apresuradamente se dio la vuelta y se dispuso a huir… Pero quiso el destino que pisara una rama seca que se rompió con un fuerte crujido y la hizo trastabillar lo que llamó la atención de "Ernesto", que levantándose del banco con el móvil en la mano acudió a ayudarla galantemente…

-¿Se ha hecho daño señorita Elisa ? Una delicada voz que acompañaba a una tierna sonrisa la dejó fascinada …

- ! No gracias! No me he hecho daño "Ernesto"…y lo siento, pero la verdad es no me llamo "Elisa", en realidad me llamo Demetria…

- No se preocupe Demetria, añadió el hombre con brillo de humor y alegría en sus ojos …yo no me llamo "Ernesto"…para mi desgracia…me llamo Eufrasio…! Ja Ja !....

¿Sabéis…?,la tecnología avanza pero los sentimientos humanos no cambian nunca...es solo que ahora...

!! Cada " Roto" tiene más fácil encontrar su " Descosido" !! JaJaJa.

jueves, 17 de enero de 2019

LA EXTRAÑA LUCIDEZ DE LUCINDO

Cuando con sesenta años Lucindo murió, nadie en el mundo conocía su secreto a pesar de su popularidad y amabilidad con sus compañeros. Ahora, soy el jefe y director del departamento de Neuropsiquiatría en este Hospital y una de las máximas autoridades a nivel internacional en el estudio de las inmensas capacidades potenciales del cerebro humano y antes de que lo preguntéis añadiré, que solo por defender mi credibilidad su secreto a pesar de los años que lo conozco, sigue aun siendo un secreto .  

Mi relación con Lucindo, al que paradójicamente jamás conocí en persona, sucedió en una indecisa etapa de mi vida y marcó así mi vocación por la Neuropsiquiatría. 

El azar, como tantas cosas en la vida, fue el que me llevó a leer el escondido diario que Lucindo guardaba en su taquilla privada de los vestuarios del Hospital camuflado bajo un montón de periódicos y revistas viejas y que, al morir su titular, por suerte chamba o chiripa, me fue asignada cuando bien novato y como médico residente de primer año, entré en este hospital y me vi obligado a vaciarla de sus viejas pertenencias, para meter las mías. 

La verdad es que si la gente con las que trabajaba Lucindo y que imaginaba conocerle e incluso tener con él cierto grado de confianza se hubiera parado a analizarlo bien, se hubiera sorprendido de que a pesar de los años que lo conocían, de Lucindo, apenas sabían poco mas que las cuatro vaguedades generales imprescindibles para tratar a cualquiera.

La mayor parte de las íntimas y secretas memorias de Lucindo, cuyo nombre en español, Lúcido, nunca estuvo mejor asignado por sus padres, habían 
sido escritas sobre todo  en los primeros años tras su llegada tres décadas antes para trabajar en el hospital, cuando yo aun me debía estar pensando aun si nacer no y Lucindo sólo las había reanudado en los últimos meses antes de morir.

Por lo general, aquellos apuntes estaban escritos a mano en un cuaderno de tapas de hule verde con letra apresurada, empleando bolígrafos baratos. El garrapateo irregular de la escritura que denotaba un apoyo deficiente, me hizo suponer que Lucindo debía escribir sus notas a escondidas sentado en el inodoro durante los ratos en que su cuerpo satisfacía sus necesidades naturales aprovechando así la intimidad que le daba el cerrojo del retrete del vestuario comunitario y su cercanía a la taquilla:


Me llamo Lucindo, no tengo domicilio y decidí vivir dentro del hospital del que solo salgo en muy raras ocasiones a comer algún capricho para aliviar la monotonía de la insulsa comida de enfermo.


Conseguí " bajo mano", que a cambio de mi disponibilidad permanente como camillero, se me asignara para dormir un cuartucho con un camastro tras la sala de motores de la calefacción y me acostumbré a vivir allí recluido.


Al fin y al cabo, un hospital o una cárcel es como un pueblo o un barrio donde uno se acostumbra a deambular rodeado de las rutinas de su propio mundo.

Es una desgracia, pero los médicos no se explican aun cómo la levedad de aquel nimio accidente que apenas fue un cabezazo jugando al fútbol, pudiera haberme causado una lesión cerebral sin siquiera perder la conciencia, pero no podían tener otro origen las cefaleas que tuve después a lo largo de las siguientes semanas a las que se fueron sumando los mareos, los progresivos despistes y los errores que hicieron imposible desarrollar mi trabajo en el banco donde trabajaba de contable.


Lo de la amnesia respecto a los recuerdos de mi familia y amigos fue progresivo y me sucedió algo más tarde, cuando ya llevaba algún tiempo como "caso raro y especial" entre los estudiosos del cerebro y la conducta, y dejó mi cabeza como un disco duro borrado de mi memoria y como si hubiera "pasado página", me fui alejando de mi pasado sin sufrimiento ni angustia alguna.

Los Neurólogos, al final de todo tipo de exploraciones, radiografías y resonancias no lograron hallar ninguna anomalía en mi cerebro que pudiera justificar mis síntomas ni solución alguna para ellos y aunque con frustración, los Doctores terminaron por declararme oficialmente incapaz para ejercer mi profesión, relegándome así a un flaco subsidio estatal para poder vivir.

Creo que fue cierto sentido de culpabilidad por la inoperancia de la medicina de aquél momento, lo que contribuyó, junto a mi juventud y la penosa situación financiera en la que quedaba, a que moviendo los hilos adecuados, el director médico de la investigación me consiguiera una plaza de camillero o celador en el propio hospital trabajo éste, para el cual si que se me consideraba capacitado.


Pero no, no me mentiré en mi propio diario. Yo percibí mi extraña y nueva capacidad que siempre ha sido mi secreto bastante antes de que finalizaran mi estudio, si bien, la cosa era tan lunática e increíble que me guardé muy mucho de decir una sola palabra de ella a los doctores para que no me encerraran de inmediato en un manicomio con la etiqueta de" loco de atar".

La primera vez que me ocurrió, fue cuando tropecé con aquella joven en la entrada del centro médico y cuando le miré a la cara, tuve la certeza de que aquella muchacha se iba a dirigir a la misma consulta que yo. Luego para mi sorpresa, sucedió así con toda exactitud.

Las muchas semanas que duró mi estudio médico y que pude deambular por consultas y salas de espera, me permitieron hacer determinados seguimientos y comprobaciones cuyo resultado, me fue dando la certeza de que en mí, se estaba desarrollando una insólita facultad que me habilitaba para poder saber, solo viendo las facciones del rostro cualquier paciente que me pudiera cruzar en un pasillo, a qué especialidad médica se iba a dirigir y que órgano o problema era el origen de los males.

Nadie hubiera podido imaginar, incluso sabiendo que cualquier habilidad sea natural o adquirida puede mejorar enormemente con el entrenamiento y la experiencia, hasta que punto fue mejorando mi secreta facultad en aquél Hospital donde precisamente, mi trabajo era trasladar en camilla a los pacientes a donde se me ordenara incluso, cuando fallecían, hasta las heladas cámaras frigoríficas del sótano, donde en el mortuorio se les practicaba la autopsia.

Si, la verdad es que aunque resulte monstruoso, sólo con ver al cualquier paciente que se me asignara e incluso sin siquiera leer la orden de traslado, el diagnóstico o el lugar donde debía trasladarlo, mi cerebro percibía en apenas segundos dónde tenía que acarrearlo, la dolencia que padecía, lo avanzado de su enfermedad e incluso podía hacer un pronóstico bastante certero de cuando iba a curar o morir.

Podrá pues entenderse mi actitud y mi modo de vida incluso si os digo que curiosamente como una defensa compensatoria a aquella tremenda adquisición y creo que con el fin de evitar mi locura, fui desarrollando una miopía galopante que, cuando no usaba mis gruesas gafas, me hacía ver los rostros de la gente como masas borrosas y sin rasgos definidos, no permitiendo así a mi secreta facultad actuar sin mi beneplácito.

No, no he tenido familia, ni mujer, ni hijos, y me desligué totalmente de mis allegados, tampoco me he convertido en un amargado ser resentido huraño o antisocial, como podría pensarse. Mi actitud vital no es mas que pura necesidad para sobrevivir.

¿Cómo podría yo levantarme de la cama un día y ver escrita en el rostro de mi esposa o de mi mas amada hija la certeza inexorable de la muerte? ¿ Cómo podría soportar un hombre eso sin pegarse un tiro en la sien?.¿Cómo...?.

Lucindo, tras éste último y tremendo párrafo,cuya lectura me dejó temblando dejó de escribir en su diario hasta que tras años de olvido y un silencio de varias páginas en blanco, continuó escribiendo con tinta mas reciente poco tiempo antes de su muerte.

Hace años que no escribo aquí, porque por extraordinaria que ha sido mi vida, a todo se acostumbra uno. Pero hace unos días, durante una de las raras salidas que hago al "exterior", caminé vagando, por supuesto sin mis gafas, por las calles llenas se seres sin rostro hasta llegar a un tranquilo restaurante.

Amablemente, el maître me acomodó al fondo del establecimiento en una coqueta y solitaria mesa que estaba separada por un pequeño un hueco entre la pared y una columna cercana lleno de plantas decorativas de otra mesa similar ocupada por alguien que apenas pude entrever a través del follaje.

Cuando me puse las gafas para leer la carta, de soslayo y entre las plantas, me dio la impresión de que el hombre de la mesa vecina, para su desgracia estaba enfermo de un avanzado cáncer de páncreas y que su mal color y decrépito aspecto delataban un cuerpo consumido.

También me llamo la atención aunque creí casual, que llevaba una corbata del mismo color que la mía.

Acostumbrado, rápidamente olvidé a aquel hombre para concentrarme en el exquisito entrecot y el excelente vino que me habían servido y solo fue cuando plácidamente saboreaba el café, cuando el recuerdo de la corbata se me cruzó de nuevo y me hizo mirar a mi vecino con más atención

No me angustié, no, pero sí me sorprendí, al fin y al cabo algún día tenía que suceder, pero entre mi vecino de mesa y yo, no existía hueco alguno y tras las plantas, solo había un gran espejo.

Aquel decrépito hombre de la corbata era yo tan desmejorado que me costó reconocerme.

Cuando el Dr. Muñoz director del departamento de Cirugía que me tenía gran consideración, con cara de circunstancias y sin poder ocultar su disgusto me dijo que al día siguiente mismo y sin dilación me iba a intervenir, asentí con tristeza aún sabiendo que no me iba a operar.

Nadie crea que era porque mí cuerpo no iba a resistir hasta la intervención, no, mi tristeza era por él, porque en ese instante percibí que a su corazón, le quedaban fatalmente solo algunas horas antes de estallar en pedazos y que la" huesuda", antes de venir a por mí tenía aún que hacer otro trabajo urgente.

Tras éstos últimos renglones de su diario que me ocasionaron un terrible escalofrío, entenderéis  porqué nunca me quito de mi cabeza el 
enigmático recuerdo  de Lucindo … 

Fin