viernes, 16 de marzo de 2018

CUSTODIOS

Vamos a ver…Soy un tipo respetuoso y cada uno puede darle la interpretación que desee a lo que os voy a narrar ! Faltaba mas….!, en cuanto a mi, lo he hecho así tal vez mediatizado por la educación que recibí en mi infancia dentro de los parámetros de instrucción de buen colegio religioso.

Emilio, siempre estuvo a mi lado, si.., desde que me bautizaron con una semana de vida. 


Antes de esto, supongo que Emilio no debía estar porque nadie hizo nada por impedir que el enorme cariño que mis padres me estaban procurando se viera triturado por el sádico cura de mi parroquia cuando me gastó la "Primera putada".

El caso fue que a aquel buen hombre, no se le pasó por la cabeza que en pleno Enero y con un frio de "pelotas", había que entibiar un poco el agua bendita de la pila bautismal de mármol para mayormente evitarle una neumonía a no bautizado y rompiendo con la concha de plata la capa de hielo de la superficie, el muy cabrón, me bautizó, vertiendo un chaparrón de agua bendita helada en mi tierna cabecita que me tuvo berreando inconsolablemente como un como un lechón hasta que volvimos a casa a toda prisa.

Creo que fue en ese preciso momento cuando Emilio entró en mi vida y me ayudó, como miembro oficial ya de la comunidad cristiana, a que junto al pecado original, aquel cruel clérigo también me borrara de la lista de los vivos.

No, no era ningún amiguito no. Emilio era mi Ángel de la Guarda, es decir, mi Ángel Custodio.

Aunque tardé algunos años en percibir su presencia, la relación por boca de mi madre de los muchos males y enfermedades de los que salí bien librado en aquella infancia de postguerra en la era preantibiótica, me llevaron a percibir que, con Emilio, yo tenía un Ángel de la Guarda " De puta madre".

De que Emilio era uno de los mejores Custodios que le podían tocar a hombre alguno, estoy seguro, pero de lo que no estoy tan seguro ya es del porqué me tocó a mí porque siempre he considerado este hecho un desperdicio del creador ya que si hubiera enviado a Emilio al que fuera a ser un día rey o presidente de gobierno, nuestra nación sería una de las mejores del planeta y sus súbditos de lo mas felices.

Sea como sea, el caso es que el transcurso de mi adolescencia no hizo más que confirmarme en mi valoración respecto a Emilio, porque la verdad es, que todo me salía bien.

En los exámenes siempre me salían las preguntas que mejor me sabía. Sin saber porqué decidí no ir con mis amigos a un concierto y me libré así de un grave accidente que tuvieron a la vuelta y Julita, la muchacha de la que yo estaba perdidamente enamorado, acudió a mí con el corazón roto cuando de un día para otro, el guaperas de la clase la dejó tirada por otra muchacha y ni que decir tiene que me acabé casando con ella y resultó ser una mujer inteligente y llena de buenos valores además de bella y atractiva.

Tanta llegó a ser la facilidad con la que me salían las cosas, que mis amigos, siempre observadores, comenzaron a llamarme "Feliciano".

Yo, " Feliciano", siempre agradecido, le daba cada noche las gracias a Emilio y ya mas mayor llegada la edad del Pavo cuando ya me fue dando vergüenza rezar en voz alta aquello de : "Ángel de la guarda dulce compañía no me abandones ni de noche ni de día." opté solo por pensarlo muy fuerte y aunque él no me contestaba, seguí rezándole mentalmente porque sentía que él me oía e incluso al meterme en la cama me debía contestar porque sentía un cierto calorcillo muy agradable que me hacía pensar que Emilio estaba allí conmigo.

Rozando ya la treintena y de un dia para otro, noté que las cosas comenzaron a ser más dificultosas para mi .Yo, por la falta de costumbre, lo llevaba bastante mal. Los asuntos para mi mas fáciles y triviales me costaban de resolver. Tomaba decisiones erróneas. Los problemas se me fueron liando y encadenando los unos a los otros de modo, que se me presentaban unos sin haber solucionado los anteriores e incluso los anteriores de los anteriores a la vez que sentía una incómoda sensación de desamparo y substituido por un leve pero irritante picor, había desaparecido el agradable calorcillo de Emilio en mi cama.

Alarmado, me acerqué a Don Agustín, mi confesor, que era también un reputado teólogo y le pregunté si era posible que Emilio me hubiera abandonado.

- No te preocupes , el Ángel designado no te suele abandonar nunca, pero se han dado casos de que también un Ángel de la guarda necesite unas vacaciones o un descanso reparador ya que su labor conlleva un gran estrés, o tal vez incluso, con lo mal que está el mundo, se haya pedido unos meses para ir de voluntario de apoyo con los desgraciados refugiados que están produciendo las desastrosas guerras del planeta cuyos custodios deben estar estar desbordados de evitar mas horrores.

Don Agustín dijo aquello con tanta seguridad, que no tuve mas remedio que creerle.

- Entonces, ¿Me puedo haber quedado sin Emilio? dice Vd… le dije con un hilo de voz insegura

- No, No…, buenoo…sin Emilio tal vez si, supongo que que puede volver…, pero sin Angel de la guardia Dios no te iba a dejar… lo más seguro supongo, es que para ir tirando y como tú eres un caso fácil, te hayan enviado de ahí arriba, un substituto en prácticas celestiales con algo menos de experiencia .

-¿ Y entonces padre…? ¿ Qué puedo hacer?

- Pues ya sabes hijo…, lo que todo buen creyente…, paciencia y resignación cristiana.

!Mur!. Mur es el nombre que le puse al angélico substituto porque Mur me confirmó que en el cielo como en la tierra, también había burros, ineptos, indocumentados y malos profesionales pero, eso si, allí con preciosas alas...

¿Qué porque le llamaba Mur? pues por el ínclito y célebre Murphy cuyas leyes yo involuntariamente cumplía al pie de la letra desde que aquél inútil guardaba mi cuerpo.

Efectivamente, si algo era susceptible de empeorar en mi vida, empeoraba con toda seguridad y todas mis tostadas no solo caían inexorablemente por el lado de la mantequilla sino que además, lo hacían sobre la alfombra nueva.

La cosa fue, qué con aquel inútil de Mur la vida fue yendo a peor para mí y en poco tiempo, mi padre se descalabró al caer por la escalera y quedó en coma vegetativo postrado en una cama..., el negocio familiar se fue a la mierda... y yo, aunque vivía ya recién casado fuera de la casa paterna, sufría tremendamente al no poder con mis recursos ayudar a mi pobre madre y a mis tres hermanos menores que iban a tener que dejar sus estudios.

Aún estaba hundido por la desgracia y el dolor de asumir que nuestro matrimonio, a pesar de nuestro apasionado amor y nuestro fuerte deseo de tener un hijo, había sido declarado medicamente como absolutamente infértil enviando 
"al carajo"de una patada todas nuestras ilusiones cuando un día mi madre, siguiendo estrictamente la ley del puñetero Murphy, me confesó que estaba preñada. 

!Quise morirme…!, !Lo que me faltaba…!.

Dado que el comatoso estado de mi padre no le permitía "alegría alguna" pensé que mi adorada madre en su dolor, había "emputecido" de repente.

- Mira hijo, entiéndelo, parir es lo único que sé hacer bien, lo he demostrado con vosotros mis cuatro hijos, aún soy fuerte y cuando aquella millonaria pareja alemana que vivía en Hamburgo me ofreció, además por adelantado, una cantidad obscena de dinero por una gestación subrogada, no dudé en aceptar ese trabajo para salvar a mi familia.

- ¿Subrogada? ¿Pero qué coño es eso madre?

-Pues que han alquilado mi vientre Hijo !Que soy una madre de alquiler y cuando traiga este niño al mundo será para esa pareja de teutones.

Casi cuando respiraba aliviado por la "honra" de mi madre, ésta tuvo un derrame de sangre y la inserción baja de la placenta le obligó a permanecer en el hospital todo el embarazo con algunos episodios que la tuvieron cerca de la muerte por hemorragias.

Por fin, el puto embarazo llegó a término. Yo estaba seguro de que mi madre no iba a salir de aquello cuando milagrosamente todo comenzó a ir como una seda. Fue en ese preciso momento cuando no sé por qué, Mur me debió abandonar porque la cosa salió bien, dejé de sentir el picor en la cama y mi madre, parió un hermoso varón rubio como el oro con una cabeza tan germánicamente cuadrada como un cubo de Rubik.

No. La cosa no acabó ahí amigos. Los ricos alemanes cuyo nombre era tan complicado que yo acabé llamándolos Hansen y Gretell tuvieron a bien matarse juntos cuando al avión en el que venían a recoger al bebe, le dio por caerse en picado sobre la selva negra, lo que me hizo sospechar que tal vez "Mur" tras abandonarme se había ido a dar una vuelta por Hamburgo.

Cuando me vi con el dinero para mi familia y con el niño huérfano como una pieza de puzle que iba a poder completar lo perfecto de mi matrimonio, pensé que Dios había oído mis diarios ruegos de que me enviara otro Ángel de la Guarda que me guardara de mi propio Ángel de la Guarda y que mi Emilio, había regresado de nuevo.

Pero no…,bueno si…, si me habían cambiado de ángel de la guardia, pero.. no era mi Emilio….

¿Que como lo supe?, pues porque cuando entré en mi casa con el bebé rubio, se lo enseñé a mi esposa con lagrimas en los ojos y lo fui a depositar en su cunita, noté un agradable calorcillo familiar que me llenó de felicidad, Emilio…mi Emilio….había vuelto, pero… ahora, !Ahora estaba con él !

fin