viernes, 1 de junio de 2018

LA MIRADA HELADA

Las viejas decían que se trataba de una diabólica y etérea forma del "Ángel caído de la Envidia" que, como si quisiera anular las gracias que Dios a veces nos envía, castigaba devastadoramente a aquellos a los que la fortuna y la felicidad sonreía notoriamente haciéndoselo pagar con tan terribles amarguras que, de haberlo sabido de antemano, les hubiera hecho renunciar a su buena fortuna. 

Es curioso lo rara que es la sabiduría popular que tiene la gente como multitud para intuir las amenazas colectivas porque hacía años que, en forma de bulos y chismes se rumoreaba que una presencia extraña e intangible se había apoderado de la ciudad.  

Los policías, y menos aun yo con mi sólida formación en "la científica" que me lleva a creer solo en pruebas, hechos y evidencias, no damos pábulo a este tipo de cosas que como el " Mal de ojo", "La maldición de la gitana", "Los embrujos de Magia Negra" o el "Vudú", consideramos paparruchas de ignorantes ociosos, y jamás nos tomamos en serio investigar éstos asuntos.  

Si soy sincera, no supe explicarme entonces como sucedió aquello y ni aun ahora lo sé, pero el hecho ha sido que desde entonces, se ha generado una grieta en la solidez de mi armazón lógico que ha desguazado mi racionalidad y ha supuesto un antes y un después doloroso en mi vida. 


Fue el llamado "Caso Cenicienta" el que forzó a romper ésta inercia policial cuando el gobernador del estado, un político cuya reelección podía peligrar tras las ruidosas manifestaciones populares encabezadas por los simpatizantes y amigos de una muchacha difunta, instó a nuestro comisario jefe a que los cuerpos policiales se ocuparan de estos asuntos, aunque fuera aparentemente, con el fin de tranquilizar a una población asustada que parecía haber regresado diez siglos atrás al pánico de la superstición medieval. 


-!Martirio!, me llamo así gracias a una humorada de mi padre acerca de una cantante a la que admiraba, !Este caso es para ti !, me dijo el inspector jefe de mi comisaría de Policía con un tono que  hizo impensable cualquier posibilidad de rechazo. 

Naturalmente, no soy ajena a la ciudad donde vivo y venía oyendo desde hace años aquellas fantásticas historias en las colas del supermercado, en las cafeterías, en la peluquería o en la modista y siempre las escuchaba con una sonrisa escéptica cuando alguien, tras cuchichear siempre en voz baja y referir ocurridos truculentos, instaba a los demás a no hacer manifestación pública de felicidad, riqueza o suerte con el fin de pasar desapercibido al " Ángel caído de la Envidia". 

El caso en cuestión, era el de Maruja, una muchacha abandonada al nacer en un hospicio y criada por las monjas y que gracias a su laboriosidad y abnegación en las mas duras tareas conventuales, logró adquirir una esmerada educación que cuando estalló en ella la belleza de la adolescencia la completó hasta convertirla en una auténtica joya de mujer.

Lo de "Cenicienta", fue solo el bautizo popular que se le otorgó a Maruja cuando Carlos, el guapo hijo del mas rico empresario y mediodueño de la ciudad, se prendó de ella al visitar unas obras que habían patrocinado como donativo al convento y Maruja, que también recibió el flechazo, le correspondió cuando el joven, que solo tenía ojos para ella, abandonó por Maruja toda su retahíla de actrices, modelos y famosas que, con intención de cazarlo, pululaban en su vida como las moscas en torno a la miel .

Todas las mujeres de la ciudad fueran madres, esposas, solteras, jóvenes o viejas, babearon durante meses con el corazón lleno de romanticismo con el noviazgo, el romance y boda de una "Cenicienta" cuyo cuento, podía ahora leerse semanalmente a todo color en las revistas del corazón y en los programas rosa de televisión con gran profusión de detalles, fotografías y reportajes, donde siguiendo el sorprendente encumbramiento de Maruja desde la mas baja pobreza a lo mas alto del la sociedad, todas disfrutaban con ella y compartían la enorme felicidad de la modesta, bondadosa y bella muchacha.

Pero con la misma rapidez con que se desvanece la espuma de una copa de Champagne, todo se desmoronó en poco tiempo hasta la tragedia ante los incrédulos ojos de sus incondicionales seguidoras, cuando a las pocas semanas de la boda, una grave leucemia seguida de un agresivo tratamiento quimioterápico, trocó su belleza en decrepitud, se llevó su simpatía y su fertilidad y entonces, su "veleidoso" príncipe, la abandonó miserablemente en un alejado sanatorio para volver a su vida de crápula esperando su próxima viudedad mientras Maruja " La Cenicienta", se degollaba a sí misma con un cutter incapaz de seguir sintiendo tanta humillación.

Un caso desgraciado si…, pero nada sospechoso de crimen y nada anormal si se consideraba aisladamente de los cientos de casos anteriores que se remontan a muchos años y que me dediqué a investigar : Genaro, el de la "Lotería",  se volvió loco cuando a la semana del premio gordo, un pederasta violó a sus dos pequeñas mellizas mientras lo celebraba; "El atleta desgraciado", Pedro, que después de su éxito internacional con medalla de oro de maratón de las olimpiadas, una pequeña rozadura accidental en el viaje de vuelta de Japón, le ocasionó una gangrena que precisó de amputación de la pierna derecha o también; Francisco, un escritor que pintaba también y cuyas cientos de ignoradas y extrañas obras llamadas "Acuatextos" fueron inesperadamente valoradas y sin saber cómo ni por qué, recibió el premio Nobel de literatura pero que a continuación, varias denuncias por plagio le tuvieron dolorosamente amargado de juzgado en juzgado hasta que murió precisamente en el palacio de justicia, trágicamente aplastado por un ascensor y como estos, un montón de 
llamativos casos quesin trascendencia policial, fueron archivados. 

Si, cuando se me asignó el tema, fui consciente en todo momento de lo delirante del asunto, sin embargo y como agente de la ley, el imperioso deber de servir y proteger a los demás se impuso en mi cerebro soslayando las cuestiones inexplicables  para centrarme en los aspectos prácticos y profesionales, pero pronto fui me dí cuenta de la inutilidad de mis métodos y sin pruebas palpables a las que atenerme, me encontré perdida persiguiendo sombras y fantasmas malignos y misteriosos.

Definitivamente, si quería sacar algo en claro tendría que seguir un enfoque intuitivo esotérico y sobrenatural.

" Martirio…veo color…está en las fotos… "Eso" está en las fotos…"..Una especie de pitonisa a la que tenía por farsante y a la que visité avergonzada de mi misma, me dijo ésto tras consultar unos viejos huesos que lanzó teatralmente sobre un tapete, y  con esas palabras, 
me dio la primera pista … 

!Y allí estaba, si!, cuando me fijé en ella 
me dio un vuelco el corazón. Cuando la vi, ya había mirado cien veces las fotos de la boda de " Cenicienta " dejando libre mi intuición e intentando no pensar. 

Aquel rostro pálido y anguloso enmarcado en una lacia melena negra como las alas de un cuervo, aquellos labios rojos y crueles y sobre todo, aquella mirada helada dirigida odiosamente a la feliz novia desde un escondido rincón casi tapado por un muro de rostros sonrientes y felices, me hizo no dudar ni un instante de que había dado con "Ángel caído de la Envidia" al que gracias a lo llamativo de su descripción pude situar, reinterrogando antiguos testigos, en las cercanías de las misteriosas desgracias.

Sin embargo, mi corazón se fue llenando de decepción a lo largo del duro interrogatorio a que la sometí en el que la impasibilidad de su rostro ausente de emociones, su neutra mirada y las frías respuestas que derrumbaban mis pobres e inconsistentes argumentos, me hacían parecer a mí misma una ridícula policía excéntrica y desequilibrada.

Fue cuando me incline sobre la mesa bajando la cabeza sobre el papel para ocultar la vergüenza de mi rostro escribiendo notas sin sentido, cuando percibí que aquel imperturbable ser emitía un disimulado quejido, se amorataba, se puso a temblar y un extraño sudor la cubrió toda mientras intentaba apartar sus ojos de la cruz de plata que saliéndose de mi escote colgaba de mi cuello libremente.

!La tenía !, !Si! !La tenía ya! y además, la suerte me había ayudado a saber como destruir por fin al "Ángel caído de la Envidia".

Solo cuando la sensación de alivio dio paso en mi mente a la euforia e inmensa felicidad al comprender el enorme éxito y la gloria que me iba suponer librar a la gente de tan horroroso tormento y orgullosamente me enderecé sacando mi pecho para mirarla con desprecio, me di cuenta de mi inmenso error porque cuando la cruz de mi colgante se ocultó de nuevo, aquel ser depredador de felicidad se recompuso de repente y lanzó sobre mi con sus ojos transparentemente glaucos la temida mirada helada que me dejó paralizada, escarchó mi mente borrando de un plumazo todas mis ilusiones e intenciones y llenó mi pecho con los carámbanos helados de la desesperación.

!Si…!. Se repetiría el patrón…, tristemente supe que las poderosas del fuerzas del mal habían vencido de nuevo y que tras sentir la gloriosa dicha solo me esperaba el sufrimiento y la muerte.

Ella se marchó con una sonrisa cínica de triunfo en sus labios y yo en cuanto me pude mover, dejé la comisaría y me vine a casa para no volver jamás.

Ahora sé que mi nombre Martirio que para mí siempre fue el antónimo de mi vida, se ha convertido en un terrible sinónimo cuyo tenebroso final no alcanzo aún a vislumbrar .

Fin.