jueves, 20 de diciembre de 2018

LA SEÑAL V 2018 ( CUENTO DE NAVIDAD)


Cuando me senté en aquél horrible trineo de cartón y vi que media docena de renos de plástico de tamaño casi natural me enseñaban descaradamente sus culos con sus ridículos rabitos blancos apuntando al techo, fue cuando me hice la pregunta…



!No!, No me la hice al levantarme de noche aun de la cama …creo que la resaca no me dejó…Tampoco cuando me vestí con aquellas ropas que me habían proporcionado en el centro comercial que y olían a mil sudores…!No!, Ni siquiera cuando me vi reflejado en la luna de aquel enorme escaparate mientras cruzaba la calle como un enorme tonel rojo andante.. 

La pregunta me la hice cuando me senté y aun jadeaba por el esfuerzo que había tenido que hacer para entrar en aquella cosa mientras una barba blanca y espesa que apenas me dejaba ver me impedía la respiración. En la megafonía sonaba sin parar el gingle bells . Acababa de subir a la sección de juguetes del tercer piso mientras todas las miradas se centraban en mí :! Un Papa Noel que subía por las escaleras mecánicas como un cliente mas !..   


Fue entonces, al sentarme digo…cuando en voz alta pero amortiguada por el barbón me oí decir:

¿ Como ha permitido Dios..que a mis 65 años yo haya acabado aquí ?.

La respuesta llegó a mi cerebro casi a la vez que me hacía la pregunta… Creo que Dios me quiere llevar al límite.Creo que aun me ama y solo quiere que toque fondo para que, dejando el alcohol en el fango oscuro del pozo, solo me quede una dirección en la que nadar…! Hacia arriba !

Soy católico, de navidad recogida…de figuritas de Belén…de villancicos y de reyes magos, y a pesar de que me he convertido en un puto borrachín, creo en Dios y por eso llevo peor este horror en que se ha convertido ahora la navidad: 

Una fiesta pagana de consumo y excesos empleando como excusa el nacimiento de Jesús, pero bajo el ídolo de ese ridículo obeso de Papa Noel rubicundo que es una especie de payaso anglosajón y cuyo ingles cerrado no deben entender ni sus renos porque en vez de lengua tiene una tarjeta de crédito.

A veces pienso que esos norteamericanos protestantes que no se confiesan ni hacen penitencia, nos la hacen hacer a los demás cristianos enviándonos cada navidad sus extravagantes costumbres de llenar las fachadas y los árboles de luces, ver un puñado de películas lacrimógenas llenas de calles nevadas y milagros de opereta, que nos hagan pensar que por éstas fechas, aún nos queda algo bueno muy en el fondo de nuestras renegridas almas.

! Si !, ! Estoy aquí por el Alcohol !... Mientras todo me fue bien en la vida yo era una persona normal, con su trabajo y su familia. Pero Dios me había hecho vulnerable a los demás, y cuando mi vida se torció por la salud y perdí el trabajo, todo se me derrumbó y no pude soportar como las actitudes de todos ante lo que consideraban un fracaso, me herían y me destrozaban la autoestima, que es la esencia de la dignidad de un hombre, hundiéndome tanto que incluso pensé en quitarme la vida mientras nadie, ni siquiera en navidad, trató de ayudarme. Era mas fácil pensar que era un borracho vicioso.

Cuando Dios me envió al Amigo Alcohol y me abracé a él sin culpa, hice de la taberna mi casa y mi refugio.

Si, el alcohol es un raro amigo al que le tengo aprecio porque que me ha permitido sobrevivir 
 y es verdad que autodestruye, pero te destruyes tú mismo, que con mucho, es mucho menos doloroso que permitir que te destruyan los demás con su desprecio y su desdén. 

!Si!, yo le doy las gracias....mi amigo "el graduado" como yo lo llamo con sorna, cuando me cito con él ya al amanecer. El sabe destruirme igual los demás, pero tiene el buen gesto de hacerlo sin humillarme, aliviando mi pesada carga con algún espejismo de realidad y yo le doy las gracias como se le dan al médico que te ayuda a bien morir.

Ahora... solitario y abandonado como un leproso solo espero una señal de Dios …, un camino que me separe de mi amigo embotellado, porque si me lo envió para resistir, ahora, me gustaría creer que me debe tener algo mejor reservado para llegar al final de mi vida con un poco de dignidad y aun espero su señal.

El griterío de los niños que habían formado una enorme cola para pasar de uno en uno por mis rodillas para pedirme sus deseos, me sacó de mis oscuros pensamientos y me devolvió a la realidad. Miré a la chavalería, era una masa multicolor de gorros bufandas abrigos y guantes en la que, como un baile de luciérnagas, moviéndose sin parar, se veían cientos de ojitos brillantes e ilusionados.

Suspiré..., e intenté cargarme de paciencia para atenderlos como se merecían porque esos chavales, no tenían la culpa de nada.

Uno a uno, fueron pasando por mis rodillas, hoy me había abstenido de beber para no ofenderlos con mi aliento de borracho viejo y ellos, me fueron explicando expresiva y exageradamente su pequeño e inflado curriculum de buen comportamiento y los grandes méritos alcanzados a lo largo del año…Luego, pedían los juguetes…bueno..., mas bien una sarta de modelos y especificaciones técnicas que a veces llevaban apuntadas con su letra infantil, pidiéndome atención para que no me equivocara y no les trajera ese otro modelo que era parecido pero que no llevaba tal o cual cosa….

Al final de la tarde, poco antes de cerrar el establecimiento y cuando ya estaba agotado y algo inquieto echando de menos un copazo de aguardiente, dirigí mi mirada la cola y vi que solo quedaba un pequeño de unos cuatro años sucio y despeinado. De su naricilla salía una estela de mocos secos y su delgadez agitanada hacía que sus ojos de cervatillo le ocuparan media cara. Definitivamente sus rasgos parecían claramente magrebíes.

A una indicación mía, el "pequeño morito" vino hacia mí con la duda en la mirada como si se preguntara si él también tenía derecho a acercarse como el resto de los niños y se sentó en mis rodillas con miedo infinito y casi temblando. Apenas hablaba nuestro idioma y yo, le dije para tranquilizarlo lo que a todos los niños : ¿ Cómo te llamas guapo ? ¿ Alí? ! Que nombre tan bonito ! .¿ Qué quieres que te traiga Papa Noel ?

El niño tras un silencio en el que buscaba las palabras en su cabecita rizada, me dijo en voz muy bajita mirando ceñudo al suelo: Necesito que me traigas un Papá porque el mío, se murió al caer de la patera al mar y yo y mi mamá que trae un hermanito dentro no tenemos quien nos cuide.

Joderrr…! Que nudo se me hizo en la garganta !

Joderrr…Cómo me saltaron las lágrimas chorreándome hasta la barba blanca!

Joderrr…¿Qué le podía decir yo a aquella criatura?.

De repente...! Vi la luz !…!Si!...! Aquello era la señal !, la señal que le había pedido a Dios…

Puse al niño en el suelo, me levanté, lo prendí de la manita y le dije: ! Llévame con tu mamá Alí ! y el niño obediente y en silencio me llevó hacia abajo por aquellas escaleras mecánicas que debía conocer de memoria de vagar todo el día por allí.

Salimos fuera atravesando el gentío de la puerta principal y caminamos por delante de los escaparates iluminados hasta que al final, en un rincón bajo una pared desconchada, la vi.

Alina, aun con sus ropajes bereberes, estaba acurrucada y aterida de frío en el pavimento húmedo con el rostro casi tapado por una raída bufanda que solo me permitía ver unos ojos sin brillo y unas oscuras ojeras. Frente a ella, tenía un pañuelo extendido donde reposaba un bote oxidado con algunas monedas.

! Qué extraña es a veces la comunicación humana !

! No hicieron falta palabras!...Solo extendí la otra mano hacia ella que recogiendo sus cosas se levantó y la cogió en silencio sin reserva ni temor. Tal vez pensó que por malo que fuera no podía ser peor de lo que ya era...

Me los llevé caminando hasta la tienda de alimentación que hay en el bajo de mi destartalada casa donde me gasté los cincuenta euros que me quedaban…ya no podría beber…no tenía para alcohol…y tampoco bebería mañana, ni pasado, ni al otro…porque aquello era la señal de Dios.

Los alojé en el cuarto de la cama grande y mientras Alina aseaba la habitación como un pájaro acomoda el nido, me senté cansado en el sofá aun vestido de Papa Noel y Alí vino al cabo de un rato hasta mí buscando de nuevo sentarse en mis rodillas.

Entonces le dije: ¿ Sabes Alí ? A Dios no le quedaban papás este año, se le han terminado. ! Pero has tenido suerte de que aún le quedaran abuelos!..

No sé si me entendió, pero el niño me sonrió con dulzura.

FIN

jueves, 13 de diciembre de 2018

LAS HUELLAS

A sus cuarenta y cinco, Andrea hacía un año ya que era viuda.

Se dice que, la mujer está mejor preparada para la viudedad que el hombre, pero no a los cuarenta y cinco, era demasiado pronto y cuando le llegó la tragedia como un mazazo inesperado y brutal , Andrea pasaba por la mejor época de su vida y estaba en ese delicado punto de equilibrio entre belleza y madurez mental que le hacía valorar y saborear cada momento de dicha y no tenía mas deseo que aquello durase eternamente. 


Pero sin hijos que la pudieran consolar, la repentina muerte de Andrés cuando más enamorada estaba de él fue tan horrorosa y la llevó tan al límite de la cordura, que incluso le llevó a pensar que lo mejor hubiera sido marcharse tras él.

Ahora, pasado el año de aquel horror, que la tuvo encerrada y medicada en casa llorando por los rincones sin poder dejar de pensar en él, caminaba sola y descalza por la arena fresca de aquella solitaria playa en brumoso un día de otoño.

La Psicóloga le había instado a salir, a abandonar su cueva, su guarida y a enfrentarse con el mundo. Habían trabajado arduamente el duelo y la encontraba ya preparada, pero la Doctora insistía en que primero debía sentirse viva y con normalidad a solas, sin fiestas, ni amigas y sin artificios ni aturdimiento alguno, para así poder comprobar si sus heridas estaban ya realmente cerradas.

Por eso Andrea caminaba ahora solitaria por la orilla de aquella playa haciendo balance de aquella semana 
que se había permitido en la brumosa costa del norte .

La verdad es que estaba satisfecha, aquello había sido positivo... Ya podía ver a las parejas besándose sin que le saltaran las lagrimas. Ya había dejado de hablar con él como si estuviera presente y preguntarle si le gustaba esto o aquello o pedirle opinión sobre el vestido o el peinado. Ya iba logrando captar de nuevo la belleza del mar con sus violáceos y melancólicos cielos y sentir la música del oleaje sobre los guijarros tumbada inmóvil sobre la arena con los ojos cerrados y la mente en blanco, sintiendo la caricia tibia del sol en su piel, y también notó que le volvía a estremecer el aroma nocturno del jazminero del jardín del hotel cuando como un ladronzuelo subía trepando hasta su ventana.

Con estos alentadores pensamientos, Andrea notó más fuerza en sus pies y comenzó a caminar más rápido buscando la sensación de aceleración de su corazón, el casi olvidado olor entrañable de su propio sudor y la benéfica sensación de feliz relajación que produce la fatiga cuando tras la ducha caliente, te dejas caer exhausto y desnudo sobre las sábanas limpias.

Si, después de mucho tiempo Andrea volvía a sonreír, la vida y la fuerza poco a poco volvían a llenar su alma.

Ella no recuerda lo que fue lo que le hizo volver la cabeza, la verdad, tal vez fuera el graznido extemporáneo de una gaviota, tal vez el grito de un niño jugando o tal vez el chapoteo de los remos de una barcaza, pero de pronto, la sonrisa se le heló en el rostro cuando vio la estelita de pequeñas huellas que iba dejando con sus pisadas sobre la arena húmeda a lo largo de la playa, una línea de pasitos regulares, graciosos y elegantes uno delante del otro formando una fina y serpenteante costurita, pero... ! Solo había una línea?. ¿Dónde estaba la otra?. Si..., ¿Dónde estaba esa otra línea de huellas de pasos abiertos y profundos que desmañada y desordenada 
siempre escoltaba a la suya en los largos paseos ?

El nudo volvió a grapar su garganta, se quedó sin aliento y las lagrimas, rodaron silenciosamente por sus mejilla
sin permiso alguno...

No, no habían cicatrizado aun las heridas, es 
más, aún faltaba mucho... 

Con tristeza, volvió abatida al hotel y como un fantasma empaquetó sus cosas.


Por este año, aquello se había acabado... tal vez el próximo, tal vez...