! La dejé ganar!....! Si, !! Lo hice !!..., aflojé lo justo para
que me sobrepasara en la última brazada, aunque yo hacía ya rato que, para no
dejarla atrás, había aminorado mi ritmo. Al doblar la última boya habíamos
dejado lejos al resto del grupo de participantes y nadábamos ferozmente
haciendo estallar el agua en mil pedazos de espuma en cada una de nuestras
brazadas.
Nadábamos tan juntas que casi podíamos oírnos la una a la otra cómo
nuestros corazones bombeaban al máximo. En el azul de las aguas
abiertas, las blancas embarcaciones nos
rodeaban llenas de publico multicolor que aplaudía . Desde los muelles, debíamos
parecer un extraño animal luchando con la fatiga y el oleaje. Si…,una especie
de pulpo raro y enloquecido que braceaba
con sus tentáculos dorados batiendo las olas con desespero y cuyos ojos bicolores
formados por nuestros brillantes gorritos permanecían muy juntos en su centro
destellando alternativamente y con rápida cadencia los reflejos de la luz de la
tarde.
!!Si, las teníamos!!, ! Casi eran nuestras ya !, Las medallas del Maratón olímpico de aguas
abiertas y dejarlas escapar solo dependía de nosotras.!! Oro y plata…!!, o !!Plata
y oro…!!, solo estaban ya en manos de nuestro
titánico esfuerzo final y nadábamos juntas con una decisión infinita, como una maquina imparable hacia la meta, conscientes que la gloria sería la recompensa a nuestro duro esfuerzo y
dedicación durante los cuatro años dedicados a preparar éste momento.
Nosotras, Irina y yo, lo habíamos hablado : ayudarse la
dos y al final, !!Que ganara la mejor!!.
El murmullo de las
ovaciones iba creciendo al acercarse al final hasta apagar el sonido del
chapoteo en nuestros oídos. Sentíamos en nuestras espaldas las miradas de los
espectadores y jueces, las cámaras de televisión de todo el mundo y la emoción
de nuestros compatriotas puestos en pié en frente a las pantallas animándonos y aplaudiendo llenos de orgullo patrio.
! Aguas abiertas! …Olas, sal, algas, …vida…! Libertad!. Si... desde
muy pequeña amaba aquello... Nadar en el mar…., errar por playas y bahías
como un delfín solitario aprovechando la inmensa fuerza telúrica de las olas y
corrientes dejándose deslumbrar con los destellos de sol, los reflejos de la luna y los azules caprichosamente cambiantes
con la rosa de los vientos o los verdes minerales de las calas pedregosas y las
negruras misteriosas que viven bajo los acantilados.
!Si! , Carmen ya de muy pequeña encontró durante las vacaciones un refugio en
el mar,! Su Mediterráneo !. Un lugar
donde el cabroncete de su hermano no se metía con ella, donde sus amigas no se
burlaban de su cuerpo obeso, y donde su flotabilidad la hacía sentir ligera y
grácil al revés que la desagradecida y pesada arena de la playa.
Más adelante,
cuando el reino de Neptuno la premió con un cuerpo perfecto modelando la fuerza
de sus hormonas, las aguas le permitían esconderse de las miradas babosas de
los chicos que, al contrario que a las
otras jóvenes, a Carmen la incomodaban .
¿Sabéis… ? Fue por esa época cuando sus padres asustados
por los peligros del mar durante sus largas travesías, intentaron que nadara y
compitiera en las piscinas y la inscribieron contra su voluntad en el club de natación de la escuela. Carmen
no lo resistió, incluso se negó a comer y a estudiar…para ella, las negras
líneas que definían las calles de la
piscina, eran como los barrotes de la prisión, el agua dulce se le antojaba
meado en la boca y se aburría de ganar
sin esfuerzo a sus compañeras. ! Ellos
no lo entendían ! No se trataba de natación!. !Se trataba de libertad!. Por
fin, la dejaron volver a su mar antes de que la depresión se la llevara de éste
mundo.
Cuando conoció a Irina, Carmen rondaba la treintena y ya era
una celebridad, hacía años que había abandonado su carrera profesional de enfermería
con la que compaginaba su vida de sirena para vivir del y para el deporte. Sus trofeos ya no permitían ver el color azulado de las
paredes de su pequeña casa con terraza sobre la bahía y sus medallas de oro olímpicas le habían
abierto las claves del mundo mediático y publicitario. Carmen era ya una heroína nacional conocida y respetada en
todo el ámbito de la natación internacional.
La federación de su país había becado a Irina para entrenar junto a Carmen. La preparación de las olimpiadas en un lugar como la costa mediterránea española
cuya climatología permitía entrenar todo el año era fundamental en ésta especialidad de natación.
Irina era entonces una muchachita joven muy tímida , alta y rubia
casi albina, con una cara de niña que incrementaba su maravillosa trenza hasta
la cintura y unos ojos verde azulados algo rasgados por sus pómulos altos y
eslavos. Su cuerpo era a su vez atlético
y flexible. La verdad es que Carmen acostumbrada a estas bellezas, apenas
reparó en el físico de Irina además, ella se consideraba asexual, jamás le habían
llamado la atención hombres ni mujeres e ignoraba lo que era la necesidad
emocional.
Así, el primer año de
los dos de la programación lo pasaron nadando juntas horas y horas, cualquiera
que fuera el tiempo que hiciera o el estado de la mar solo atentas al
cronómetro sin apenas intentar hacer amistad, mientras Irina aprendía español
con la asombrosa rapidez propia de las personas del este de Europa
Fue entonces, cuando sucedió. Era un día helado y negro de Enero al comienzo del segundo año. Habían luchado dos horas con el oleaje que provocaba
el viento de levante en la navidad mediterránea y cuando llegaron a los
desiertos vestuarios y se desprendieron
de los neoprenos ya comenzaban a dar signos de agotamiento e hipotermia.
Permanecieron en las
duchas comunitarias del gimnasio más de media hora envueltas en el vapor con el agua casi hirviendo y como en otras
ocasiones comenzaron a frotarse la una a la otra con los ásperos guantes de cuerda de esparto para activar la
circulación.
!S!, !Fue entonces…! , cuando Carmen noto la mano desnuda y
suave de Irina que desprendiéndose del guante le acariciaba sus exiguos pechos.
Carmen se quedo quieta, como paralizada, lo último que podía esperar no era que
Irina la tocara de ése modo, lo habían intentado antes otras y otros, lo que le sorprendió, era
la reacción de placer de su propio cuerpo con aquella leve caricia. Carmen miró entonces a Irina a los ojos y sintió el
amor en su oscura profundidad y como si
alguna parte de su cerebro hubiera
estallado como una presa derramando por todo su ser, percibió aquella inmensa
belleza de Irina y una pasión desconocida que desatándose involuntariamente dentro de su
pecho le impulsó a besarla , abrazarla y
a acariciar fogosamente su cuerpo entero sin que sus bocas se separaran un segundo ni para
respirar mientras el agua mansa y cálida le parecía a Carmen una lluvia de Dios.
Lo que Carmen sintió por Irina fue un amor profundo y apasionado que
ignoraba que pudiera estar dentro de ella. !Jamás había sido tan feliz!, !Ni el mar
le había hecho sentir así!.
Irina ,comiendo sobre la cama, decía con su raro
humor que entre el natación y el sexo, se habían pasado todo el año en posición
horizontal.
Ahora , Carmen se había dejado ganar. No podía privar a lo
que ella amaba mas en el mundo de la alegría más grande para una atleta. Eso
solo lo podría entender una madre. Buscar la felicidad de uno dando la felicidad
a otro con el mayor sacrificio. Ahora Irina también tendría su medalla de oro y
su futuro juntas sería perfecto.
Con los himnos y toda
la pompa de la ceremonia de entrega de medallas, Carmen recibió su medalla de
plata con inmensa alegría y lágrimas en los ojos…. Pero cuando miró hacia
arriba del pódium, no encontró la mirada
cómplice de Irina, ni siquiera una sonrisa o un abrazo, solo vio el perfil de
Irina que tras recibir la medalla de Oro, permanecía sujetándola contra su
corazón , hierática y seria , con la barbilla alzada en posición de firmes
mirando concentrada al horizonte como mirando al futuro…. Frente a ella, la
delegación de su país, le rendía honores militares a su heroína….a la heroína
de toda una la nación. !! La Medalla de
oro !!. !! Objetivo alcanzado !!. !!! Misión cumplida !!!.
Cuando Carmen al fin lo entendió…, supo que en los juegos
olímpicos además de Oro y Plata también había medallas de hiel…
fin.