miércoles, 23 de julio de 2014

AMBROSIO O EL PLANTIGRADO SOLITARIO

      Será por la sensación de vulnerabilidad que da la desnudez que muestra fealdades y miserias escondidas bajo la tela o será por la mezcla de euforia de las endorfinas que produce el esfuerzo del deporte y la sensación de impunidad del anonimato, pero el ambiente húmedo y caliente de un vestuario masculino consigue a veces que entre los retazos de vapor, hombres de todas las edades y condiciones en pelotas y siempre en tono de broma y cachondeo, salgan de sus caparazones emocionales y puedan bajar sus "defensas" mostrándose comunicativos en una especie de primitiva catarsis terapéutica.

     Es curioso, pero para un viejo escritor interesado en la naturaleza humana, los vestuarios de un gimnasio a la hora de vestirse tras la ducha, son una fuente inagotable de inspiración.

      Aun recuerdo mi sorpresa cuando conocí a Ambrosio. Fue en los vestuarios del gimnasio donde, lleno de culpa, intento paliar los efectos del sedentarismo y de la desordenada alimentación que a lo largo del día llevamos a cabo a veces por puro aburrimiento, los que vivimos solos.

     Si Amigos…En un gimnasio puede uno encontrarse la gente más diversa de las profesiones
y niveles más dispares pero dado que la desnudez iguala mucho, llegas conocer antes la forma su desnudo culo que su propio nombre o circunstancias.

      Un observador perspicaz y atento que sepa leer entre líneas, puede escuchar cosas, que permitirían conocer de alguien más en unos minutos, que semanas enteras trabajando o viviendo con él.

      Creo que ese curioso fenómeno al que yo lo denomino " Momento confesión" se produce porque nos permite manifestar nuestros miedos y fantasmas, sin importarnos que los desconocidos miren por unos instantes en nuestro interior, es decir, cómo somos de verdad , porque los demás, desconociendo la identidad del que habla, el oyente no lo puede a usar en su contra.

      El "momento confesión", es un poco… como… cuando vamos de vacaciones a una ciudad extranjera y olvidando las más elementales normas de la elegancia y obviando todo sentido del ridículo, somos capaces cámara de fotos al cuello, de disfrazarnos de explorador, con sombrero de safari incluido sin importarnos que nos miren, porque nadie nos conoce y su opinión no nos importa como no nos importa tampoco cuando borrachos como cubas, le contamos a un camarero de rasgos eslavos que seca vasos al otro lado de una barra con gesto ausente, nuestra vida y miserias a pesar de saber que no entiende una palabra de nuestro idioma

      Sin embargo, he de reconocer, que en este sentido, Ambrosio me había engañado. Bueno, a mí y a "todo Cristo".

      Ambrosio acudía al gimnasio después de trabajar en la cantera con su monstruosa excavadora, para compensar que según él, se pasaba el día sentado.

      Fuerte y cargado de espaldas y con una estatura de gigante, era muy grueso pero bajo esa grasa se adivinaba una fuerza descomunal y tenía una cantidad enorme de vello negro que le cubría sus los lomos y ennegrecía un enorme y colgante barrigón, dejando claridad apenas en la zona del ombligo. Ademas…con la barba de dos días que cubría su papada y dos pequeños ojos negros muy brillantes y algo simiescos ese "Goliat", daba verdadero miedo cuando su vozarrón, atronaba en el vestuario con risotadas obscenas y chistes homófobos y machistas.

      Los conocidos y no sin razón… le apodaban "Ambrosio el oso" y a él lejos de molestarle el mote parecía incluso encantarle que le compararan con un plantígrado…

     Yo lo conocía de vista, no había hablado nunca con él y solía mantenerme siempre alejado de su mole con temor de que inadvertidamente me aplastara, pero… un sábado de enero por la mañana, en el que acobardados por el frío y por el sueño apenas había nadie en el gimnasio, coincidí con él en las taquillas del fondo de los vestuarios cuando al finalizar el ejercicio, él entró con un escandaloso portazo como era su costumbre, llenó el ambiente de un olor animal y se desnudó tirando desordenadamente su equipo empapado de sudor por los bancos. Yo me vestía a su lado en silencio porque Ambrosio me causaba respeto, incluso….siendo sincero me daba algo de miedo,cuando de pronto desviando mi mirada de la suya, vi el nombre en la etiqueta de su bolsa de deporte.

    Lo decía claramente: Ambrosio Ferrater… ! No era posible!, ! Era mucha casualidad...! es más, era increíble… Sin embargo y por otro lado…, nombre y apellido eran poco comunes…

     Tras dudar unos minutos, no me pude resistir y sin mirarlo pero señalando a la etiqueta me dirigí a él: ¿No serás tú…. Ambrosio Ferrater el famoso poeta naturalista…?.

   !Chssssssssssssssss! dijo Amrosio mirándome con el índice cruzándole la boca y pánico en su rostro!.

   !Chssssssssssssssss! ! Baja la voz ! ! Calla, no digas nada por favor…! ! Aquí no, que me pierdes….! Hablamos ahora al salir…, ! Espérame fuera por favor! me dijo el gigante en un susurro….

Mientras lo esperaba, imaginé su pluma estilográfica escribiendo casi perdida y asustada, en aquellas manazas callosas del tamaño de una hogaza arañando en el papel con letra suelta y redonda las más bellas palabras..

     !Si amigo!, ( aunque entonces realmente aun no éramos amigos ) sé que puedo resultar algo chocante, me dijo Ambrosio cuando salió , pero yo soy Ambrosio Ferrater "el plantígrado poeta" añadió con sorna . Para mí, la literatura es mi vida y la poesía mi alimento sin embargo,amigo mio.., la poesía no paga la luz ni el alquiler… y con una carrera de letras y siendo poeta, debo comer de mi fuerza y la de mi excavadora , y aquí, en el gimnasio, soy " el Oso"..... y realmente en este lugar no vengo a hacer deporte, solo busco algo de compañía, hablar…. oír mi propia voz , …pasar un rato y aliviar un poco la soledad a la que me condena este cuerpo que es como la soledad de un "ogro" de cuento.

    Debo fingir lo que no soy, porque entre los hombres de nuestro ignorante país, todo lo que huele a intelectual o cultural, les crea tal desconfianza e inseguridad que hace que te rechacen y te dejen inmediatamente "fuera de juego", aislado y sin amigos.

    ! No te engañes!, en este lugar como en la mayoría de sitios, para relacionarse un hombre, debe saber contar chistes, hablar de fútbol… de lo mal que va el rival…. del hijoputa del árbitro….. de las tetas de la rubia que va de rojo cuando se sube a la elíptica o de cualquier otra obscenidad.

    ¿Novia? ! No, que va… ! ¿ tú me has visto bien…? ! Ni tengo ni siquiera lo intento !, soy consciente de la fealdad de mi cuerpo, y con mi edad, las mujeres van buscando "buenos genes" para sus futuros cachorros…, pero yo no desespero, tal vez más adelante llegue mi oportunidad y encuentre alguna una mujer que alegre mis días.... quizás alguna poetisa aficionada de mediana edad, que ya esté de vuelta, tenga ya la prole completada y se haya divorciado de algún capullo guapo e infiel… Pero entre tanto, en el día a día, necesito hablar con la gente para sentirme en la tierra y no perder el oremus….

    Así, de ésta manera tan simple, comenzó una buena amistad a pesar de la diferencia de edad y desde entonces, aunque sigue sin pareja, Ambrosio Ferrater "el oso poeta" y yo, somos buenos amigos y nos hacemos mutua compañía intelectual.

     Cuando a veces regresamos un poco tarde y me acompaña a casa y me siento con él más seguro que con una manada de mastines, ya que su sola presencia impone respeto y temor

      Ahora en nuestra isla de soledad, ya somos dos los náufragos, aunque solo uno de los dos espera porque él a veces mira el horizonte buscado el humo lejano de un barco auxiliador y yo, yo no espero barco alguno y solo dejo pasar los días de mi declive con suavidad, disfrutando de su talento y sabiendo humildemente que toda mi obra no vale ni un renglón de la suya…