jueves, 30 de mayo de 2019

EL CUADRITO DE FRANSUÁ

Sabes…, Ni siquiera era un buen cuadro y para mas "inri", Francois, al que llamaré "Fransuá" como se pronuncia en su francés, además de no ser pintor, fue el único cuadro que pintó en su vida e incluso alguien dice, que jamás tocó un pincel y que aunque creó el cuadro en su cabeza, era su autor intelectual y por lo tanto es suyo, en realidad no fue su autor material y que lo fue pintando su hija Ivette "al dictado", es decir, mientras él le iba señalando sobre el lienzo con el dedo las líneas, las áreas y los grosores y colores


lo cual tiene visos de verosimilitud, porque la cosa fue poco antes de su muerte y por entonces, la diabetes ya le tenía muy mal de la vista y con sus ochenta y cuatro años su mano temblaba como un flán como demuestra la casi ilegible letra de sus últimos ensayos.

"Fransuá", cuyo apellido no viene a cuento, era un académico francés, reputado crítico y estudioso del arte del siglo XX que él consideraba francés porque el arte moderno había estallado en Paris y hundía sus raíces en el impresionismo. Gustaba el hombre también como buen "chauvinista", de afrancesar en la historia del arte a los muchos pintores extranjeros que contribuyeron a aquella incendiaria e iconoclasta rotura con todas las normas artísticas de la pintura clásica. 

Por su edad, "Fransuá" de joven, había vivido el nacimiento del arte moderno y su revolución en sus primeros tiempos de profesión, conviviendo en antros y tugurios con todos aquellos artistas, entonces parias de Montmatre, y luego famosos pintores, a los que había conocido en su salsa junto con sus galeristas, sus modelos, sus vicios y sus amoríos y a los que tenía por amigos de juventud, de confidencias, y ¿porqué no…? francachelas, e incluso a mas de uno había ayudado a triunfar.

- ¿Y por eso pintó un cuadro antes de morir…?

No, no fue por eso….El caso fue que Fransuá siempre tuvo pasión por Pablo Ruiz Picasso que para él fue el más grande, el auténtico genio incluso por delante de Matisse y el más original creador de la verdadera ruptura con todo lo establecido desde sus Demoiselles de Avignon, hasta su muerte en 1973 y se puede decir que Fransuá, dedicó su vida y su profesión a Picasso convirtiéndose en uno de los mayores eruditos de su vida y obra sobre todo hacia la mitad del siglo pasado, cuando tras la terrible guerra mundial, el mundo del arte dejó París para trasladarse y mundializarse en Nueva york y Fransuá, se centró casi exclusivamente en él porque sólo la figura de Picasso como la más grande e intocable, aguantó en la burguesa Francia de la posguerra refugiado en la costa azul sin alejarse de su amada pero franquista y atrasada España.

-¿Y lo del cuadro entonces…? ¿ Qué tiene eso que ver con el cuadrito de marras…?

Mira…, no hay que ser muy inteligente para solo con mirarlo suponer, que con éste único cuadrito, el académico quiso a modo de resumen mostrar al mundo de un solo plumazo la visión que de Picasso se llevaba a la tumba tras la perspectiva que la edad y el tiempo de toda una vida le había otorgado.

¿Sabes…?, cuando Fransuá estudió los cuadros de su primera época, su largo periodo azul, que fue la más bohemia, melancólica y fascinantemente bella y en la que Picasso reflejó la tristeza y depresión que le causó el suicidio de su amigo y compatriota Casagemas, ya se dio cuenta Fransuá de que aquel españolito veinteañero pequeño, serio, malcarado y de ojos magnéticos y febriles que siempre rodeado de humo de tabaco bajo su flequillo trabajando infatigablemente como si no hubiera un mañana, irremisiblemente necesitaba pintar con su alma y necesitaba pintar tanto como respirar para mantenerse vivo y cuerdo, pero no fue hasta muchos años después en los que siguiendo con pasión todos los "ismos" del Maestro desde el cubismo al expresionismo pasando por el neoclasicismo e incluso por el surrealismo, cuando Fransuá fue consciente y descubrió que en realidad, Picasso era un Vampiro.

-¿Vampiro ? ¿Cómo Drácula o Nosferatu ?

Pues sí amigo, al igual que estos vampiros hematófagos necesitaban la sangre humana que tras morder los cuellos de sus víctimas chupaban desesperadamente para de algún modo seguir existiendo y luego las desangraban cada día sin piedad y sin importarles su destino hasta que morían níveas de anemia, Picasso necesitaba para crear absorber hasta la última gota de la belleza, el amor, la adoración, la sumisión y el sexo de las mujeres que su cabeza trasformaba en un elixir que mantenía su alma viva, sedienta y genial.

Sin embargo, con su comportamiento cruel y egoísta, que él autojustificaba sin culpa alguna por la importancia de su arte, las siete mujeres que pasaron por su vida, en muchas ocasiones solapadas unas con otras, tras inspirar y alimentar toda su genial obra, iban quedando destrozadas y vacías en la cuneta y fríamente eran abandonadas y suplantadas por otras mas bellas y jóvenes o
 quedaban simplemente mantenidas con el corazón destrozado y la mente trastornada por los celos en una especie de harén de juguetes rotos satélite de su persona cuando por cansancio o monotonía, perdían para él la chispa y dejaban de ser su musa. 

Si amigo, la historia familiar y amorosa de Picasso estuvo plagada de litigios, desencuentros, muertes, locuras y suicidios, que dejó incluso después de su muerte como la estela que en el mar deja un barco siniestro y ocurría mientras él aparentemente ajeno al sufrimiento, bronceado y vestido con rayas marineras mantenía la imagen de anciano campechano de sus últimos años dejando atrás un auténtico "Guernica" emocional.

Cuando el viejo Picasso cayó enfermo y en una visita que Fransuá le deparó le recriminó tímidamente que siempre hubiera antepuesto su arte a sus mujeres y a su familia, Picasso le respondió: Mira Fransuá…, el arte para mí está incluso por encima de mi mismo…y luego cínicamente añadió con repentino un brillo burlón en su apagada mirada: Además…, bien sé que a todas ellas les he jodido la vida, pero también, a todas ellas las he hecho inmortales…

Lo curioso amigo, es que ése puto cuadrito de Fransúa, como si lo hubiera pintado el mismísimo Pablo Picasso, corrió la misma y maravillosa suerte artística que las obras del genio malagueño, porque malvendido por su nieta junto con sus viejos archivos como una ocurrencia mas del viejo, cayó en las manos de un anticuario avispado que al ver el estilo del mismo se le ocurrió raspar el rabito de la erre y colarlo como un Picasso autentico que el pintor agradecido le habría regalado a Fransuá.

- ¿El rabito de la Erre…? ¿ Qué coño dices..?

Si…, el rabito ja ja…, porque a Fansuá, en una humorada casi picassiana, se le había ocurrido firmar el cuadro como "Ricasso" en una jocosa alusión a la española a su fortuna y su desmedida afición por el dinero.

-¿Y no se descubrió el fraude ?

!Claro coño!, !A la primera!, ! Ni que los expertos fueran gilipollas!, pero el escándalo mediático fue de órdago y el tremendo lío que ya se había montado a nivel internacional puso de moda e hizo póstumamente famoso a Fransuá y su ya famoso cuadro que reflejaba el vampirismo de Picasso y que acabó de subastándose en la mismísima Sotheby´s Gallery donde lo compró un coleccionista japonés por quince millones de dólares arreglándoles Fransuá así para siempre la vida a su descendientes…

-!Hay que joderse con el arte moderno…!

-Pues eso amigo…!Hay que joderse…!

Fin