viernes, 13 de julio de 2018

CINCUENTA Y NUEVE DIAS EXACTOS v2018

Cuando nos encontramos era tarde…¿Tarde?.! Si , tarde !, pero no tarde en el día, era tarde ya en nuestras vidas. Los dos lo teníamos casi todo hecho y cuando coincidimos en aquella exposición, nuestros días se deslizaban en soledad tranquilos y perezosos por la cuesta abajo de nuestra naturaleza. 
Ni siquiera nos gustamos, pero nos vinimos bien como compañía para los higiénicos paseos 

que necesitan los huesos viejos y así, a base de caminar por callejones en las intempestivas horas de la siesta, cuando el pueblo andaba en coma profundo, nos fuimos haciendo cada uno un pequeño y tibio hueco en el corazón del otro.

Nos encantaba caminar en silencio por las estrechas y sombreadas callejas mientras el sol achicharraba arriba las blancas azoteas.

! Nadie !,! No se veía a nadie….!.

Algún turista cansado reposaba, mapa en mano, apoyado en su mugrosa mochila bajo los frescos soportales de la plaza. La puerta de bronce de la iglesia refulgía a pleno sol y lo reflejaba en la fachada oscura del casino de enfrente mientras el aroma intenso de las higueras del parque, nos traía nostalgias de infancia.

Fueron un par de años los que el laberinto de la parte vieja aguantó nuestros siseos y el sonido apagado de nuestros pasos…

Fueron solo dos años en los que algo entre nosotros se fue confitando a fuego lento. Fueron apenas dos años en los que los sentimientos nos fueron creciendo dentro sin estallar por miedo a romper lo que teníamos…Y por fin, tras esos dos años, fue un caluroso día de agosto cincelado en mi memoria, cuando la gloria nos bajó a visitar.

Habíamos ascendido trabajosamente la umbría de la cuesta de las casas azules, habíamos pasado bajo el túnel fresco de la buganvilla, nos habíamos mirado con complicidad cuando percibimos a través de un ventanuco los ahogados gemidos de una pareja que aprovechando el sueño de los demás, estaba en su fresca cueva haciendo el amor con dulce pereza para que sus desnudos cuerpos no transpiraran y cuando a fin llegamos a la placita en lo alto, pudimos ver del otro lado el retazo turquesa del mar entre el desparrame desordenado y blanco de la callejería cayendo hacia el puerto.La brisa marina, nos refrescaba mientras apoyados el uno en el otro esperábamos a se calmaran los jadeos del esfuerzo cuando ella, sin previo aviso, alzó su cara de mi pecho y me besó con dulzura.

¿ Lo sabía? siempre me he preguntado si ella lo sabía, pero aquella hermosa primavera en verano solo duró dos meses, bueno..., cincuenta y nueve días exactos. Luego, el viento de otoño que nos había juntado como dos hojas secas nos separó de repente. A mí me llevó hacia los pinares verdes de las colinas cercanas…pero a ella, a ella…, se la llevó hacia el cielo azul de aquel Octubre donde su rastro se perdió en la inmensidad.

!Si !, hace tiempo que no paseo, simplemente no puedo. Alguna vez me aventuro bajo los hermosos azules de aquella cuesta, pero cuando paso bajo la buganvilla, los gruesos y salados goterones del llanto masculino, recorren las arrugas de mi cara hasta esconderse en mi barba canosa.

¿ Le pasa algo a Vd. buen hombre… ?. ! Si joven! !Si!.. me pasa…!Todo!.

Fin

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Armo Alf dijo...

Muy bien logrado,pero me ha dejado un sabor agridulce,como de tristeza al final.Muy buena acuarela,acorde al texto.