¿Sabes?, nadie sabe de verdad lo que pasó en la
"Casa Verde". Ahora, venimos en las soleadas mañanas del invierno levantino a la Albufera a pintarla o
tomar algunas fotos, ignorando su leyenda que ya se ha diluido entre las brumas
del olvido.
Creo que solo yo, bien entrado el siglo XXI, conozco el
misterio de la tragedia que encierran sus muros abandonados. De aquello, apenas
queda algún recuerdo entre los viejos del pueblo que logró
pervivir del manto de tierra que se echó sobre aquél asunto.
¿Qué como lo sé? , la historia me la contó mi abuelo
Visent muchos años después, cuando la parca le iba rondando. el yayo Visent
estaba muy agradecido a Las Francesas y siempre mantuvo silencio de lo que
sabía.
Nadie sabe, ni siquiera él al principio, como llegaron
aquellas dos mujeres a la "Casa Verde". Una perdida construcción en
medio de los arrozales, al borde de uno de los cientos de canales que desde el
gran lago, apenas separado del mar por una estrecha manga de pinares y un par
de compuertas, surcaba a lo largo una legua hasta el pueblo al otro lado que
lado de las marismas.
Corrían los años cuarenta del siglo pasado, Europa estaba
en guerra asolada el Nacísmo y la España
de Franco destrozada tras la contienda civil. El pueblo, tras las dolorosas
purgas políticas, estaba bajo el yugo del fascismo victorioso y la iglesia
intransigente, dominado por el revanchismo y la beatería.
Cuando alguien preguntaba, Margot y Corinne decían que
eran hermanas y habían venido huyendo de la guerra a aquella casa que habían
heredado. Pero mi abuelo siempre supo la verdad ; Eran amantes , y comunistas,
y habían salido por pies de la Francia catalana cuando la Gestapo ya les pisaba
los talones. Tomaron a mi abuelo para trabajar los arrozales cuando, sospechoso
de desafección al régimen, nadie le daba trabajo.
Con el tiempo, el dinero que habían traído se acabó y los arrozales no
daban para vivir, así que se hicieron putas. ¿Putas? ¿Cómo que se hicieron
putas?. Si, se hicieron putas y la "Casa Verde" se convirtió en el
burdel más insólito que pueda imaginar, allí en medio de la nada, aislado,
rodeado de agua y brumas, solo se podía acceder con las barcas o por una
minúscula senda por la que apenas cabía un asno, montaron un lupanar de solo
dos putas.
¿Éxito? El éxito fue total. ! Imagínate! , Dos francesas
de buen ver, con la coquetería gala y la sabiduría sexual desinhibida del país
del amor, en medio de una sociedad pacata y reprimida. Pronto comenzaron a
llegar de todos los lugares del lago, los hombres perchando sus negras barcas
que dejaban amarradas a los postes clavados junto a la orilla. A veces, incluso
haciendo cola, los hombres aguardaban pacientemente sentados en sus barcas
fumado y bebiendo de la bota, y escuchando la música de acordeón que salía del
interior, mientras les llegaba el turno de hacer lo que jamás hubieran soñado
hacer con sus mujeres.
Aquel trajín no tenía descanso: Pescadores del Palmar,
arroceros de Sueca, labradores del Perelló , cazadores de Valencia que con la
excusa de tirar algunos tiros a los patos se allegaban los domingos al lugar,
Incluso algún gerifalte capitalino, deseoso de probar aquellas delicias
prohibidas de la Galia, acudía de incógnito al atardecer.
Aquellos pequeños cuerpos no conocían el descanso. Mientras,
mi abuelo se preguntaba de que material tendrían hechas su partes intimas para
aguantar lo que aguantaban siempre
sonriendo sin perder un ápice de su simpatía y haciendo felices a aquellos
desgraciados. El cree que ellas gozaban de ver la alegría de aquellos
ignorantes en sus miserables vidas.
¿Qué como acabó aquello? ! pues mal !. !Rematadamente
mal!. El escándalo se destapó; Lesbianas, comunistas y putas ! Aquello no podía acabar bien! No se descubrió por boca de los clientes, que mantenían
la cosa en el secreto más absoluto como la "ley de Omertá" de la Mafía.
Pero, tras un par de años, fueron las mujeres. Si, Las mujeres del pueblo que habían notado que llegaba
menos dinero y pescado a sus casas, las que junto al intolerante párroco
destaparon el pastel. Los hombres, pagaban muchas veces a las francesas en especie
con el pescado, el arroz, las hortalizas o
los patos y fochas que cazaban, que Margot antes del amanecer, primero
en barca y luego en tartana , se encargaba de llevar a vender a los mayoristas
del mercado de Ruzafa.
Sus cuerpos no se encontraron jamás, probablemente yazcan
enterrados en el fondo del lago bajo un metro de tarquín negro, lo que dio pie
a decir oficialmente a las autoridades que habían vuelto a su país. Pero mi
abuelo cuando entró esa mañana en la "Casa Verde", la encontró
revuelta, aun vio sangre en las arrugadas sabanas, señales de antorchas
apagadas y alguna que otra pintada de símbolos fascistas en los muros del
patio. En aquella época cruel, la gente no se andaba con chiquitas.
Nadie ha vuelto a habitar la casa verde. la maldición
cayó sobre ella. Los hombres tristes y resignados procuraban volver al pueblo
con la luz del día porque al anochecer, decían a veces haber oído voces en
francés, melodías de acordeón, un hilo de humo de la chimenea o incluso alguna
luz rojiza. también alguien había oído ladrar a aquel pequeño perro ratonero que les avisaba cada
vez que llegaba una barca y que encontraron colgado de una higuera el día de la
tragedia.
Si Amigo, así era aquella España; cruel, pacata e
ignorante. Han pasado ya 70 años, pero incluso ahora, cuando todos vienen a
disfrutar de la belleza de estas soledades, un terrible escalofrío recorre mis
entrañas.
3 comentarios:
Precioso. Esta la primera vez que entro en el blog pero, no sera la última.
Ahora esa reja negra del primer plano aun me sobrecoge mas!
Tela!
Ya no volveremos a ver igual esa casa!!!
Publicar un comentario