lunes, 21 de octubre de 2013

EL DISCRETO ENCANTO DE LAS MERLUZAS

La Mujeres no podemos dejar de ser algo vanidosas ni coquetas, Ni siquiera siendo monja desde hace 40 años..., sé que sentir algo de esto es un pecado para  una religiosa , pero estoy segura que es de las cosas que a Dios molesta menos, puesto que nos hizo así...., me cuesta evitar que me encante como me mira todo el mundo cuando voy por la calle, bueno cuando vamos por la calle Sor Juana y yo. Es curioso que hace treinta años no llamábamos la atención a pesar se ser más jóvenes y lozanas, pero ahora ! se ven tan pocos hábitos como el nuestro......! con sus alerones inmaculados que surgen del rostro, con la faz ceñida en ovalo y el color chocolate casi negro de su áspera tela

En el mercado central que visitamos asiduamente, llamamos la atención a pesar de nuestra edad y nuestro rostro, ya surcado de arrugas. Los turistas nos hacen fotos con disimulo, y los niños nos señalan tirando de las faldas de su madre, creo, que algunos incluso se asustan como si fuéramos el "coco".

Recuerdo que las dos llegamos al convento por la misma época, pero yo, madre soltera y con un hijo pequeño muerto de garrotillo, ya estaba bregada por la vida... y  aunque dispuesta e inteligente, la abadesa detectó al instante mi poca disposición a lo místico, y no entré en clausura completa como mis otras doce hermanas en Dios. Fui destinada al Obrador y Cocina donde junto con sor Juana nos dedicamos a preparar y hornear las yemas y las tortas cristinas que el resto de religiosas empaquetan y adornan con sus blancas y delicadas manos, cuyo único signo de trabajo, es un pequeño callo en el dedo índice, de pasar las cuentas del rosario.....

Sor Juana llegó poco después que yo, pero más joven, casi una niña vino directamente de la aldea. Un poco retrasada..., miope... no muy agraciada..., y la sexta de ocho hijos..., sus padres pobres labriegos, no podían mantenerla y tampoco  veían una salida para ella . La abadesa ,que tampoco encontró en ella actitud para el misticismo,  me la envió al obrador como compañía y auxilio y yo creo que un poco para librarse de una pesada carga , que yo llevo con resignación y la ayuda del santísimo..

Yo quiero a Sor Juana, pero para mí , más que una hija, es como una hermana pequeña...., y como la hermana  mayor me divierto a veces  haciéndola rabiar o gastándole pequeñas bromas...., Mañana es Viernes y ahora estamos en la pescadería, ella está pálida y tiembla , la tengo adrede a mi izquierda delante de las merluzas que semicubiertas de hielo y tumbadas sobre el mármol del mostrador, muestran  sus  ojos brillantes y las feroces bocas abiertas....pues aunque parezca mentira, le dan miedo de verdad, vamos... autentico terror..

Sé que luego me arrepentiré de la travesura y la invitaré a una Coca-Cola, que le encanta a esta "paleta" de tierra adentro. pero esta vez...... creo que me tendré que confesar.


3 comentarios:

Tina Moriano dijo...

Este cuadro me encanta!.

Manuel Monzonís dijo...

Estoy muy consternado por su historia por lo mal que se lo paso en su juventud, pero con su curriculum culinario se puede ganar la vida como cocinera, le aconsejo que pruebe en la Pepica estoy seguro que la admitirán.

Luisa dijo...

INTERESANTE, COMO ENLAZAS TU ACUARELA Y TU NARRACIÓN.