jueves, 18 de enero de 2018

MASTERCHEF



Bruno se había duchado y cambiado de ropa.

Ahora, esperando a la policía, permanecía sentado entre los bancos de acero inoxidable relajado y tranquilo con su mejor uniforme blanco, mirando como ausente y en paz consigo mismo.

 A su alrededor, entre los fogones donde solía reinar un orden casi militar, todo era caos y griterío como si un tremendo y loco carnaval se hubiera apoderado del personal del abovedado entresuelo que albergaba las cocinas del Hotel.

Era curioso que a las 6 de la mañana, el día había comenzado de forma rutinaria  para Bruno, cocinero jefe desde la inauguración del hotel desde hacía 35 años y apenas un par de horas antes, nada parecía indicar que fuera a cambiar incluso... no estaba de mal humor.

  ¿Sería verdad que lo cambió todo aquello de la gota y del vaso ?

La cuestión era, que algo en su vida había debido cambiar porque Bruno no  había reaccionado hoy como lo había hecho a lo largo de 30 años...

! Si! ,era verdad que como todos en aquel lugar... había tenido que aguantar las constantes humillaciones y caprichos de Fausto, el Maître y el Jefe de Restauración. Una especie de chef psicópata e hijo de puta, que solo disfrutaba haciendo sufrir a todo el mundo.

El Maître Fausto, solía humillar cruelmente a sus subordinados delante de todo el mundo, con esa rara habilidad que tienen los débiles  de espíritu para detectar en cada persona aquel punto donde más les duele y clavar allí su aguijón día tras día, hasta destruir su seguridad y su autoestima, para luego, conseguir hábil y sutilmente que las pobres personas cada vez más vulnerables, se autoculpabilizaran de supuestas faltas, llegando al extremo de odiarse a sí mismos por sus presuntas torpezas.

! Si !, El Maître Fausto empleaba mismo proceso que un acosador de género  vil maltratador de mujeres usa con sus pobres parejas.....era un verdadero artista del "moving" que era su mejor talento y además, el "Destino" que a veces es otro hijo de puta, como si metiera un zorro en un gallinero lo puso donde pudiera maltratar a un montón de personas que necesitaban su empleo mas que el respirar ...

El Maître Fausto disfrutaba sibilinamente tratando de enemistar a todos entre sí para no encontrar la mas mínima resistencia a sus caprichos. Había logrado hacer de aquella cocina, un lugar de trabajo odioso y hostil, que funcionaba a latigazos como una galera romana.. Ah... y además, el muy imbécil, vivía satisfecho consigo mismo dándose importancia, inflado como un pavo, con el sentimiento de secreta impunidad que le daba el su cargo obtenido a dedo sin ningún merito especial y que le blindaba ante sus superiores de cualquier queja por sus constantes arbitrariedades. 

Pero si... pensó Bruno, si que debía haber cambiado algo…. y era algo que lenta y larvadamente había ido cambiado hacía tiempo ya  y que aquel imbécil ignoraba: Los hijos de Bruno se había hecho mayores y trabajaban en otra ciudad... y su esposa, su mayor apoyo, lo que mas quería en el mundo y que por su bienestar había soportado en silencio "carros y carretas" de aquel cabrón, había fallecido la semana anterior sin que aquel desalmado se llegara a dar ni cuenta ni menos a darle el pésame...

! Si...!, había cambiado algo... y era algo substancial. Si el Maître Fausto  hubiera dejado de mirar su ego y no hubiera estado tan ocupado jodiendo a todo Cristo a su alrededor, tal vez hubiera percibido algo y tal vez hubiera tratado de ser menos cortante cuando entró en la enorme cámara frigorífica que hacía también de almacén y despensa y le dijo a Bruno expeditivamente que le denegaba aquel permiso que había solicitado con el fin de acercarse hasta aquel precioso lago que tanto amó Clara en vida y esparcir discretamente sus cenizas.

! Pero no...!El Maître Fausto no se dio cuenta de que algo había cambiado hasta que Bruno lo cogió del cuello, le ensartó un gancho de carnicero por debajo de la mandíbula inferior atravesándole la lengua para que no pudiera gritar y lo colgó como una res de una tubería metálica a un palmo del suelo.

! No... !. El Fausto no se dio cuenta de lo cortante que había sido, hasta que notó que ya no podía mover los brazos inmovilizados dos enormes cuchillos jamoneros clavados en los hombros...y luego, otros dos muy dolorosos en las ingles que no le permitían tampoco patalear y aunque estaba al borde de la muerte, el Maître Fausto aún pudo calcular rápidamente que a Bruno aun le restaban 28 del juego cuchillos del juego de los 32 que manejaba habitualmente… y los sintió…

!Si!, sintió dolorosamente como Bruno con la cara impasible se los clavaba todos y cada uno de ellos muy despacito evitando, casi científicamente, los puntos vitales donde pudiera producir una muerte rápida o la pérdida de la conciencia.

 Luego …..Bruno, plantandosela  frente a la cara , le enseñó la potente llama azul del soplete de hacer la  "Créme brulee"  y a continuación  se afanó en abrasar sus genitales mientras que el Maître Fausto, como un enorme erizo de cuchillos, se retorció agónicamente hasta que no quedó más que un hueco negruzco y carcomido en su entrepierna. 

Por último…, con el afilado espetón de un metro de largo de la asadera de pollos y adoptando la más académica pose taurina… "entró a matar al volapié" atravesándole el corazón y la columna vertebral , hasta salir un buen trecho por la espalda, mientras los horrorizados ojos del Maître Fausto ...quedaron para siempre abiertos como platos.

Después, todo quedó en un pesado silencio apenas roto por el chapoteo de los goterones sangre al caer al charco hasta que unos minutos más tarde, el Botones llamó a la puerta del frigorífico rompiendo la tenebrosa magia…

 El chico, viendo que nadie le contestaba  gritó desde fuera:
-! El Director del hotel quiere hablar con Maître Fausto, y me han dicho en cocina que estaba aquí !

Bruno entreabrió despacio la puerta acorazada de la cámara frigorífica , salió con eñ mandíl blanco cubierto de sangre  y enfiló el largo pasillo hacia los vestuarios dejando la puerta abierta.

Mientras se alejaba, entre guasón y triste le dijo al muchacho que permanecía de pie esperando frente a la puerta...:

-! Pues dile al director que me temo que Maître Fausto está algo indispuesto!...


fin

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder !!!el final del relato da escalofríos,que sangriento!!!
No creo que sea una venganza( de esa que se sirve en plato frío)
Veo mucho aguantado,sufrir en silencio ,cuando la cuerda se tensa tanto,al final se rompe,y seguramente no como debería,aunque hay que estar en los zapatos de Bruno ,para entenderlo.
Me gusta la acuarela!!!
Enhorabuena!!!

Amón,escuché toda la ópera entera,es maravillosa,la música clásica hace que me evada de esta mierda de realidad,que no piense en otra cosa,solo hay lugar para volar!!y es mucho más efectiva que los libros de autoayuda,donde solo te venden humo.
Disfruto de tus comentarios y vuelvo con tú música!!!
Abrazo!!
Vir.

Anónimo dijo...

La Duda.
Se levanta antes del amanecer,para realizar un trabajo banal,lo necesita para pagar el agua,la luz,vestirse,comer,vivir...
Últimamente ha leído libros de psicología cognitiva.Así acepta y se convence que su trabajo de mierda tiene ventajas.
Algunos días el cansancio y la monotonía agotan su cerebro.Y duda.No quiere seguir arañando minutos al día para escribir.Estar hasta el cuello y seguir escribiendo es abrir una puerta a la imaginación,dar la espalda a las banalidades,sentir que existe otro mundo donde ella es más autentica y más libre.
Su corazón se abre de par en par,descubriendo una nueva ternura,una nueva comprensión de ella misma y una ardiente compasión hacía todo lo que la rodea.

Con tu permiso Paco,es mi último microrelato,publicado,y la única forma de contacto con Amón.
Vir.

Volar,volar volar.