jueves, 11 de enero de 2018

EL ENIGMA DE APRALED LEGNÁ

¿Sabéis?, Ya he dejado de echarle la culpa a Dios de todas las injusticias de este mundo. Me he convencido de que no hay Dios y que todos estamos solos en el universo vagando sin rumbo a nuestra bola como las estrellas y las galaxias.

Ahora mismo, no podría recordar cuando me hice un descreído, pero lo que si recuerdo con claridad, es que por entonces yo rezaba.



¿Porqué rezaba...?
Pues la verdad, hace tantos años que ocurrió esta historia que tampoco me acuerdo, pero aún me veo solo, recogido y de rodillas mirando devotamente la cruz del altar en el oscuro y frío crucero de la catedral al pie de los arcos góticos que sostienen la umbría cúpula, cuando un rayo de sol me iluminó desde lo alto como una señal de que Dios me había escuchado.

Cuando emocionado y henchido de gozo levanté mis ojos lagrimosos hacia arriba buscando la luz esperando el milagro, allí no había ni triangulo con ojo divino, ni ángel con antorcha, solo había un puto agujero irregular del tamaño de un violonchelo que destacaba feamente como la falta de un diente en la sonrisa de Venus .

Cuando mi desilusión permitió que en mi cabeza se impusiera la curiosidad de joven y ambicioso periodista, busqué con la mirada en el pulido suelo de mármol lo que pensé que serían los restos caídos por un derrumbe nocturno debido a la antigüedad del templo, pero mi sorpresa fue que apenas había un poco de polvo y algunos pequeños trozos de yeso. 

Cuando acompañado por el sacristán al que alerté subimos por los tejados de las naves hasta el exterior del abside, tampoco había allí ni rastro del trozo de muro y solo vimos al pie del negro agujero un cincel y una vieja maza de albañilería que yacían abandonados junto a unas cuantas cuerdas y poleas.

!! ROBO SACRÍLEGO EN LA CATEDRAL !!. Así comencé mi artículo en portada en la edición del diario donde trabajaba -"EL HERALDO VESPERTINO"-, donde mi condición de testigo me valió que se me asignara el caso.

"El robo de un trozo de la cúpula del ábside del altar mayor de la catedral que contenía la imagen del Ángel del Arpa que había sido sacada a la luz junto a las de otros nueve ángeles músicos pintados al fresco por el renacentista italiano Paolo Leocardiano a finales del siglo XV y que fueron tapados durante tres siglos por una superposición barroca de yeso, ha conmocionado a la ciudad. El Arzobispo condena la profanación blasfema mientras la policía se afana en encontrar a los culpables y la oposición de izquierdas culpa al gobierno de la falta de seguridad en la custodia del patrimonio cultural del pueblo."

Durante las dos semanas que duró la actualidad del tema y hasta que la falta de avances policiales hizo decaer poco a poco las esperanzas de hallar la pieza y castigar a los culpables, relaté a detalladamente a mis lectores los pormenores de la investigación que a falta de pistas sólidas entró pronto en vía muerta.

Al final, se dio carpetazo al tema culpabilizando de modo hipotético de aquella rapiña a una banda profesional y organizada de los países del este de las que roba por encargo para algún coleccionista millonario norteamericano, que a estas horas estaría ya disfrutando de aquel Ángel del Arpa en la intimidad de su colección privada.

Pero yo no tragué con aquello. Estaba demasiado implicado para cerrar con tan vaga explicación aquel suceso. Aquella investigación precipitada para acallar bocas..., el personal policial 
asignado a ella sin experiencia ... y la premura de las autoridades eclesiásticas en enterrar el suceso para no desincentivar el turismo religioso que les llevó a tapar el agujero con yeso y cubrirlo con una reproducción de plástico mate del Ángel del Arpa que desde abajo daba "el pego"... me dejaron claro que lo del Ángel del Arpa era un misterio más profundo aún que lo que había pensado y que si yo lo lograba desentrañar se merecería que escribiera un libro.

Os adelantaré que 
aunque con veinte años de retraso, el misterio ha sido resuelto. Pero el que yo lo haya resuelto con mi constancia, con mi instinto investigador, mi paciencia y con los muchos conocimientos sobre arte que he tenido que adquirir y que han hecho de mí casi un hombre culto, no quiere decir que vayáis a saberlo todo. Para vosotros amigos, el nombre de quién lo hizo y dónde está el Ángel del Arpa seguirá permaneciendo oculto.

Por entonces, algo en mi alma me decía que todo aquello no olía a la frialdad del dinero. Aquel robo olía a sentimiento, a obsesión y a la pasión que lleva a un atrevimiento arriesgado.


¿Quién sino un artista, podría sentir tal atracción por una obra de arte para  enloquecer y jugárselo todo por ella?. ¿Quien podría desear la posesión de aquella obra que era tan poco visible a veinte metros del suelo ?. ¿ Su autor…? ! No!,  hacía tres siglos ya que Leocardiano estaba criado malvas!.

De pronto, se me hizo la luz : !Joder…!, !!Su restaurador!!.

Hace meses ya que encontré por fin a Ezequiel. 
Apenas unas semanas después del robo, su nombre me costó poco de averiguar. Pronto lo todo supe de él a pesar de no saber por entonces y ni siquiera imaginar lo que era un ordenador ni menos internet. 

Ezequiel era un maduro y genial artista solitario, lleno de rarezas y poco comunicativo cuya obra, mal entendida entonces, le llevó a usar su talento en la restauración de obras sacras para poder comer un plato de habichuelas y mantener su pequeño estudio.

Durante tres años ! tres ! Ezequiel estuvo pegado encima de un andamio día a día extrayendo centímetro a centímetro la belleza de aquél Ángel del Arpa, pero
 Ezequiel  se traicionó cuando no firmó ni una sola restauración mas después del robo

Veinte años, si…, dos putas décadas me costó dar con él y no lo hubiera hecho jamás, sino hubiera sido por algunos trazos personales que casi por azar detecté 
en una exposición colectiva en Toulouse hace algunos meses en las obras de un enigmático pintor - al parecer francés - Apraled Legná . Mas de dos horas estuve sentado en un banco frente a sus cuadros dándole vueltas a aquel nombre hasta que se me ocurrió leerlo al revés…. Luego, solo tuve que seguir a su marchand. 

-La metí como pude en la parte de atrás de mi Seat Seiscientos de una sola puerta que apenas podía con nuestro peso, la tapé con una manta y conduje ochocientos kilómetros durante la noche hasta que al amanecer, Ángela y yo llegamos hasta aquí para estar siempre juntos y no separarnos jamás.

Ezequiel, era ya casi un anciano cuando dí con él y aunque sin arrepentimiento, me contó abatido su epopeya sujetándose la cabeza y llorando a lagrima viva.


Sabía que al descubrirlo, la separación de su Ángela sería inevitable y los barrotes de la prisión le estaban esperado. Pero lo que también sabía y así me lo contó, es que su vida y su obra tocaban a su fin porque sin ella, se le haría insoportable la existencia. 

Las cortinas descorridas de una hornacina excavada en el muro de su habitación dejaban ver la belleza de Ángela que parecía mirarnos triste mientras le escuchaba llorar.

-Aunque Vd. no me crea, a pesar de los tres años encima del andamio, no me enamoré de Ángela hasta que restauré su último trocito. Yo solo veía fragmentos de trabajo, pero cuando la miré completa, toda la luz del mundo me iluminó por dentro y mis oídos se llenaron de la más maravillosa melodía de arpa que jamás había oído. ¿Quien dice que los ángeles no tienen sexo? supe entonces que no podría vivir ya sin aquella sensación con la que ella también me confesaba su amor.

Sin siquiera preguntarle, el hombre, como una catarsis largo tiempo contenida, continuó narrándome los hechos entre sollozos como si yo fuera la autoridad judicial.

-Se lo juro señor.., lo intenté…,traté de acudir a visitarla todos los días, pero 
después de tanto tiempo a su lado, aquella sensación de verla alejada desde abajo, era insuficiente para mi y me hacía tan desgraciado que por fin, me lié la manta a la cabeza y sin temer las consecuencias decidí hacerla mía para siempre y no compartirla con nadie. Durante mas de treinta noches fui cavando cuidadosamente desde fuera los contornos de Ángela hasta que estuve seguro de poder llevármela de un solo tirón.

Cuando me fui de aquel perdido pueblo en las montañas, una sensación agridulce invadía mi corazón, estaba satisfecho por mi trabajo, pero de haber sabido el daño que podía hacer, no lo hubiera hecho.

-¿Tuvo éxito su libro señor ? ¿ Murió el pintor en la prisión?

No, no lo he escrito, ni siquiera he denunciado a aquel pobre hombre, la verdad es que no he podido. Si hubiera sido por codicia, los huesos de ese ladrón estarían ya en una mazmorra, pero por un amor así…no. En mi interior, siento que aquello no fue un delito. 


Sin embargo, cuando el viejo Apraled Legná muera, me encargaré personalmente, como le prometí, de que Ángela vuelva a su cúpula para tocar desde allí su arpa con sus compañeros.

fin

2 comentarios:

Amon-Ra dijo...

Desde que los Ángeles fueron derrotados en el conato revolucionario para democratizar el Reino de los Cielos y los cabecillas arrojados a los infiernos con condenas “ad aeternum” y sin posible reducción de penas por buen comportamiento, que éstos se llevan a la greña con los prusianos Arcángeles y los pelotas Querubines mofletudos; comandos incontrolados igual te preñan una jovencita de aldea, que te tocan las trompetas del Apocalipsis cada fin de milenio, o que enamoraran al restaurador Apraled Legná del relato, hasta el delirio. Se comenta que se está preparando una gran manifestación por la Vía Láctea pidiendo Amnistía por los compañeros condenados y Autonomía para el Purgatorio y el Limbo.
Tu ángel te ha quedado tal que Fra Agélico siglo XXI, Me gusta.
Música: el coro de ángeles de la ópera “Mefistófeles” de Arrigo Boito. Se encuentra en el minuto 21 de https://www.youtube.com/watch?v=kDVZG6LwSQw

Francisco Ballester Monfort dijo...

Gracias Ramón,como siempre genial.Me he reído mucho con la democratización del reino de los cielos, al paso que vamos, con los medios de informatización globalización y control de nuestra vida vigilada por cámaras, aparecerá algún Dios terreno acabará con la fea costumbre democratica de ir a nuestra bola y tener nuestro criterio y nos militarizará a todos poniendonos en fila con la ayuda de las tecnologías que son nuestros nuevos arcáncgeles y a google, facebook, y twiter les darán antorchas y alas.
La puesta en escena de Mefistófeles es plásticamente impresionante.