viernes, 31 de marzo de 2017

DE OLORES AROMAS Y FEROMONAS

      Definitivamente debió ser su perfume.Si, Su perfume. Bueno su aroma, su olor, porque a Salvador -Don Salvador para sus alumnos- no le recordó aquel efluvio a fragancia conocida alguna. Es más, aquel olor,  ni siquiera le transportaba como otras veces a los borrosos recuerdos de su temprana infancia antes que su madre les abandonara para siempre a él y a su pobre padre. 

      Pero fuera lo que fuera lo que entró por su aguileña nariz sin su permiso y con la complicidad de la brisa, era una maravillosa sensación cálida y placentera que se clavó hasta el fondo de su alma y le obligó a levantar la vista del diario para buscar su origen con gesto interrogativo.


     Si, si. debió ser eso, porque daba igual que se tratara de la hipótesis de Rietman sobre los números primos que investigaba en la facultad en su cátedra de ciencias exactas, como el sodoku casi imposible que ahora sentado en una terraza le entretenía, Don Salvador, ese extravagante matemático al que sus alumnos le llamaban " El Dos" por la forma que adoptaba su cuerpo larguirucho con la cabeza siempre agachada sobre los papeles, jamás levantaba la vista de un papel hasta que no consideraba que había resuelto el tema,cuando había en él números escritos en él.

      El caso es, que cuando Salvador alzó la vista sin poderlo evitar y la vio, sus ojos se abrieron como platos y su mandíbula cayó abatida haciéndole abrir la boca como un paleto que mira un rascacielos desde abajo….

       La mujer que exhalaba aquella ambrosía, caminaba por la plaza hacia la concurrida calle comercial donde la gente en silencio deambulaba sin mirar al frente con los ojos fijos en su teléfono móvil y sus pensamientos en lugares lejanos,  inconscientes del caos en el que se movían , recibiendo empujones y golpes unos de otros admitidos tácitamente por todos con tal de no levantar la vista del terminal.

      Rubia y esbelta, su cuerpo proporcionado llamaba la atención por la elegancia discreta de sus finas curvas, su caminar suave y pausado y una graciosa armonía que hacía imposible dejar de mirar el cimbrear de su largo cuello al ritmo de sus graciosas nalguitas. El pelo corto a lo garçón , ofrecía desnudo el fino óvalo de su rostro que contrastaba con unos pequeños labios carnosos y unos ojos grandes de gacela que-festoneado de largas pestañas recordaban aun la inocencia de un rostro adolescente .

       !! Joderrrr…!! !! "La chica de Ipanema " !! fue lo primero que la sorpresa hizo que se le pasara por la cabeza a Don Salvador.

      Bueno en realidad aquella mujer no se parecía nada a la preciosa muchacha de la canción. Pero la impresión que alteró a Salvador debió ser la misma que apasionó aquella mañana calurosa en Rio de Janeiro a Vinicius de Moraes

-un compositor brasileño entrado en años- cuando guitarra en mano y algo aburrido, pudo admirar las maravillas que puede hacer Dios en la belleza, la gracia, el ritmo, la juventud y la cara de ilusionada de una muchachita mulata de cuerpo dorado que balanceándose, iba como una sirena arrepentida en busca de su mar y viéndola alejarse inalcanzable el músico sintió, tal vez por primera vez, que su tiempo ya había pasado y que con aquella belleza alejaba también su propia juventud.

     Cuando aquella figura olorosa alcanzó a la multitud, las gentes como si de una aparición de la virgen se tratara, se abrieron milagrosa y espontáneamente dejándole paso sin rozarla y sin que ella tuviera que hacer el menor gesto para solicitarlo. C
uando el gentío se cerró de nuevo tras ella como lo hicieran las aguas del Mar Rojo tras el paso de Moises, desapareció entre la multitud y aún retumbaba en el cerebro de Salvador la cadencia tropical de la bosanova de Moraes, un sabor amargo subió a su boca !Jamás había sentido por nadie lo que sintió por aquella muchacha !. ¿Era eso el amor?, ¿Era eso el famoso flechazo del que todo el mundo hablaba y que a sus 45 años aun no había sentido ni si quiera por los números...?.

         Salvador se sabía raro, la verdad…., tal vez un poco "Síndrome de Asperger", su capacidad de empatía era mínima y lo mantenía alejado de los demás sin el menor sentimiento de soledad ni la más mínima necesidad de cariño, pero no estaba tan emocionalmente anestesiado para no ver que haber crecido sin madre ni referente femenino alguno y con un padre amargado por el recuerdo de la mujer que perdió en aquel desgraciado parto, había determinado en él una discapacidad para dar y recibir unos sentimientos que nunca vio expresar en su infancia.

         Además... amigos, él siempre había tenido alguien que le acompañaba, alguien con quien conseguía comunicarse y expresar lo que sentía…, primero fue amiga, luego novia y ahora, era como una esposa: !! La ciencia matemática !!. De siempre, la Estadística con sus leyes de probabilidad regían todos sus actos y decisiones en el ámbito cotidiano y salvador computó velozmente en sus neuronas y concluyó para si mismo, que con lo que él podía ofrecer, sus posibilidades con aquella muchacha eran tan bajas como acertar el premio gordo de la lotería con un solo boleto y…!Eso sí!, !Él jamás jugaba a nada que no ofreciera un margen razonable de éxito !.

         Así que, diciéndose esto y tras un trago de aguardiente que le recompuso el ánimo, Don Salvador desechó con decisión de su cabeza lo que le había sentido con aquella muchacha como si fuera un puñado de formulas erróneas cuyo folio arrugado tirara a la basura.

        Pero no era tan fácil el asunto como él creía y aquel "flechazo" debió dejar algún pequeño virus juguetón o un poco de veneno intrigante, porque Don Salvador, con la humildad del que se sabe impotente ante algo, no estaba dispuesto a renunciar del todo a aquello mientras dependiera de él y
 acababa todos los días precipitadamente su clase de las diez en la facultad para bajar a paso ligero hasta la plaza, sentarse en su terraza y ocultándose como un espía solapado tras el diario abierto por el "sodoku" y gozar de aquellos segundos de felicidad notando el tembleque que le hacía sentir en el alma el paso de aquella muchacha envuelta en su misterioso efluvio.

          Alicia, recordaba bien la mañana del primer día que aquél hombre salió del anonimato para ella.! Fue su olor!, si, !Seguro que fue eso!, porque aun no había llegado a la altura del lugar donde él, inclinando la cabeza como un "dos", escribía algo en un periódico completamente concentrado y abstraído, cuando un golpe de brisa la dejó aturdida con el aroma más delicioso que jamás había percibido. El corazón comenzó a latirle desbocado, sus mejillas se arrebolaron y una extraña flojera en las rodillas le hizo aminorar el paso. Si, era algo profundo y masculino … tal vez romero o tomillo… pero fuera lo que fuera, había penetrado en su vientre provocando una sensación de anhelo, una necesidad, un extraño hueco que la naturaleza le impulsaba a llenar.

       Cuando lo sobrepasó, no lo vio levantar la cabeza…pero como mujer,  Alicia está segura de que la miró porque aquella sensación cálida que inflamó su espalda al alejarse no podía ser mas que la de su mirada.

         Alicia, nunca analizó porqué lo hacía, pero siendo patológicamente tímida, se conformaba con sentir aquello y sin apenas proponérselo, renunció a cualquier trayecto a su trabajo que no fuera aquél, ni a cualquier otro turno que no le dejara pasar a las diez y cuarto por aquella plaza para poder sentir cada día como una droga que necesitara para vivir, aquella sensación misteriosa que aquel aroma producía en su cuerpo.

       La Sala de rehabilitación del ala de traumatología, estaba en un oscuro sótano del hospital llena de aparatos gimnásticos, camillas blancas y paredes invadidas por extraños artilugios con volantes y poleas… Alicia, entró con un portazo. Llegaba algo tarde y el paciente que le habían asignado para la rehabilitación de una fractura de tobillo hacía rato que  la esperaba 
enfriándose en la camilla con su cuerpo desnudo y apenas cubierto por un travesero blanco. El hombre permanecía pacientemente tendido bocabajo con la cabeza metida entre los brazos. Alicia, pidió disculpas por la tardanza con una leve excusa y se dispuso a trabajar.

           Llevaba un mes sin ver al hombre en la plaza y sin sentir aquella sensación y estaba irritable y de un humor de perros. Además estaba desconcertada y sobre todo preocupada de que aquello le pudiera afectar tan profundamente que apenas le apeteciera comer y su trabajo que siempre la había ilusionado, le pareciera ahora monótono y pesado.

          A disgusto y con un ademán rutinario y algo brusco, Alicia tomó el lubricante y con gesto profesional comenzó a masajear aquel tobillo sin siquiera mirarlo.

          Alicia se quedó sorprendida…! Que tacto ! ! Que piel aterciopelada ! ! Que vello tan suave!....Solo cuando miró hacia abajo, el calor del masaje hizo que el aroma de aquel pie llegara a su nariz y entrara en su cuerpo como la luz penetra en las tinieblas y la dejara totalmente paralizada.

         Cuando Don Salvador al cabo de un tiempo notó la interrupción y volviendo su cabeza preguntó en tono impaciente

- ¿Señorita …? ¿ Pasa algo..?,
 junto a su amado olor pudo percibir en la cara de Alicia la sonrisa mas amorosa y los ojos más tiernos y llorosos con que jamás lo nadie lo había mirado … 

- ! No!, ! No pasa nada caballero ! ! Relájese y continuemos…!

         ! Si, amigos…!. Contra todo pronóstico, la ley de probabilidades había fallado... !. ! Mira que son traviesas esas feromonas...!!. Salvador y Alicia desde ese día jamás se dejaron de tocar y menos de oler…Pero...! Eso sí !, !! Desde entonces también todas las semanas Don Salvador jugó con ilusión a la lotería convencido ya de que la suerte existe !!

fin





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