viernes, 8 de abril de 2016

LA SOMBRA DEL PERRO

La mañana de primavera era espectacular. Como tantos otros días Antonio había llevado a su perra a pasear por los muelles del puerto aún desierto. Desde que había enviudado después de toda una vida de matrimonio, aún no sabía salir solo de casa. El dolor había pasado y el duelo estaba hecho, pero la necesidad de compartir cada actividad para poderla disfrutar persistía tercamente. 

Mayor ya, sin habilidades sociales y desfasado como solo puede estarlo quien no había necesitado relacionarse socialmente demasiado, a Antonio, se le antojaba casi imposible encontrar a alguien con quien pudiera solamente romper el silencio y oír resonar su propia voz.


Es curioso como en los largos matrimonios, incluso en los más felices, los hombres y mujeres se van quedando sin darse cuenta anclados emocionalmente en tiempos e ideas pasadas, a fuerza de no necesitar adaptarse y evolucionar, mientras las relaciones cambian en la sociedad a un ritmo vertiginoso.

Por eso y solo por eso, superando la aversión que le producían los animales, Antonio se hizo con " Gafas" , una joven perrita desrazada abandonada en un refugio canino tan necesitada de compañía como él.

Gafas, salía con Antonio a caminar aliviándole un poco la sensación de soledad. El viudo hablaba con la perrilla, y se obligaba a salir de casa para que caminara e hiciera sus cosas. Pero no era suficiente; En el fondo de su corazón era consciente de que no era un ser humano y que aunque animalillo con su mejor voluntad parecía escuchar atentamente su voz , no le entendía.

Así.., que aquella mañana radiante para él fue crucial ; un antes y un después, un autentico flash, un descubrimiento genial..

Sucedió que mientras estaba sentado con las posaderas  ya frías en aquel banco de granito que parecía una tumba , el sol brillante del amanecer reflejado en el agua, iluminó con fuerza su perrita, creando al contraluz una potente y definida sombra del mismo tamaño que ella.


Gafas, juguetona, descubrió sorprendida su propia sombra e incluso intentó olisquearla y tocarla con su patita como si de otro animal se tratara.

En ese preciso momento, Antonio se dio cuenta de algo en lo que nunca había reparado; Se levantó, caminó hasta donde estaba la mascota, y se detuvo de pie bien erguido. Luego, miró hacia su propia sombra y se dio cuenta de que nunca había estado solo, que su sombra con una preciosa forma humana, siempre lo había acompañado a donde quiera que fuera como un silencioso, 
oscuro y discreto ser.

Desde ese día Antonio dejó de sentirse solo. Al principio, solo la miraba. Luego, comenzó a hablar con ella en voz alta y de algún modo sentía que ella le respondía. El solitario hombre, le fue tomando cariño a su sombra y junto a Gafas, sus paseos se fueron haciendo cada vez mas alegres. Su sombra, se fue convirtiendo en una compañera a la que cuidaba. A veces reía con ella cuando el sol raso la agigantaba como un coloso o cuando desde lo alto,con el mediodía, la achaparraba hasta convertirla en un cómico enano de circo. En el ocaso de los días de verano, hacía que el sol poniente la refrescara en el aguade la playa, mientras él desde la orilla, se deleitaba con los cien fragmentos horizontales con que la rompía el oleaje. En otras ocasiones, cuando el sol de mediodía achicharraba, Antonio le daba descanso a su compañera y le permitía dormir fundida con la enorme y fresca sombra de una gigantesca magnolia entre cuyas raíces él se ponía a también a sestear plácidamente.

Está claro que las gentes de aquél barrio, lo tomaron por loco; inofensivo.... , pero loco . Los demás, sin entender nada de lo que sucedía, solo lo veían hablando en voz alta, riendo, y haciendo cosas raras y aunque Antonio era consciente de ello, se sentía tan bien con su sombra que ni por un segundo pensó en volverla a ignorar por el " que dirán " de unas gentes que lo ninguneaban.

Aun recuerdo como supe del caso de Antonio. Estaba yo sentado una tarde de otoño en la terraza del bulevar con el suelo casi invisible por la hojarasca dorada, cuando vi que Antonio en una mesa vecina maniobraba extrañamente tratando de sentarse. Mas tarde, cuando me fui enterando, comprendí que se estaba intentando colocar de modo que su sombra pudiera descansar en una silla cercana.

Luis, el camarero, aunque lo conocía porque era un cliente habitual, acudió a recoger su comanda con esa mezcla de miedo y aprensión que nos dan los pirados a los que nos creemos cuerdos y no pudo evitar detenerse a varios metros y  en voz alta pedírsela de lejos, fingiendo limpiar una mesa.


- ! Don Antonio!..¿ Café con leche como siempre... ?

Antonio notó el gesto y le cabreó la desconfianza y enfadado y de malos modos le dijo al camarero : ! Luis! ! ! Acérquese Vd. y no sea cabrón que no me lo voy a comer!.

Luis, contemporizando le dijo tímidamente mientras se aproximaba a la mesa: !Mire que a veces tiene Vd. mala sombra Don Antonio…!


Antonio, con una mirada de las que matan le respondió : ! Mire Luis! ; lo que yo tengo es mala leche, ! Pero mi sombra…! !Mi sombra…! !! Es cojonuda!!.

Luego, sonrió dulcemente 
como disculpando a Luis mientras miraba a su derecha  hacia a aquella silla vacía donde descansaba su sombra....