viernes, 25 de noviembre de 2016

UNA PEQUEÑA ORQUESTA

!Lo siento!. ! Pero hay cosas que me parecen de gilipollas !. Por ejemplo: Ese tiarrón de la orquesta sinfónica tan serio, de pelo canoso, gafas de montura dorada, cara de funcionario y vestido de gala, que mientras el resto de los músicos sudan tinta con el esfuerzo de sacar de los complicados instrumentos difíciles y virtuosas notas y el director como un loco se contorsiona y se despeina batuta en mano..., se dedica  dar golpecitos tipo "cling" con un palito a un pequeño y ridículo triangulo de metal plateado allá en lo alto del escenario

¿Percusión ?...! Ya…!!Ya …! Me diréis que todo en la música es importante….. !Lo sé !. Pero es que no puedo evitar imaginarme la vergüenza de su hijo cuando en el colegio le pregunten a que se dedica su padre y con los ojos bajos tenga que confesar que su padre se dedica a tocar con un palito... 

!Os pido disculpas de nuevo!, el texto iba de orquestas y está claro que me he dejado llevar.

El caso es que esa formación era la de una minúscula orquesta. No llegaba ni a cuarteto porque eran tres y no me sacareis ni con tortura como me enteré con tanto detalle de su extravagante existencia. Solo os diré que una vez más, la realidad superó a la ficción y que la búsqueda de lo que llamamos felicidad y adaptación de los seres humanos a la lucha por sobrevivir esconde preciosas e insólitas historias en sus extraños equilibrios.

Que su madre, una magnífica mezzo-soprano, perdió la voz y el norte en el difícil parto de esos gemelos, se hizo patente pronto cuando en el baptisterio frente a la pila de mármol, en un mar de lagrimas, los bautizó como Wagner y Verdi ante el estupor de toda la comitiva incluido su marido.

El caso es, que aquellos dos hermanos eran dos virtuosos de los instrumentos de cuerda. Bueno.., más que gemelos, Wagner y Verdi debían ser mellizos porque no se parecían en nada.

Wagner, alias "Manolo", nombre ficticio que adoptó para poder ir por el mundo sin rechuflas, era grande y rubio tirando a tosco, tenía un carácter colérico y explosivo y aunque amaba con locura las notas agudas y a veces estentóreas del pequeño violín que tocaba su hermano y que iban mas con su sensibilidad musical, se tuvo que dedicar al violonchelo por que armonizaba más con su corpulencia, pero sobre todo, armonizaba mas con el tamaño de sus manos ya que, uno solo de sus dedos podía aplastar de golpe las cuatro cuerdas de un delicado violín.

A Verdi, le llamaban "Chimo" por el mismo motivo que su hermano. Era moreno y más pequeño y delicado que Manolo-Wagner. Su timidez le hacía hablar poco y era tan sensible que a veces lloraba de emoción mientras tocaban los dos juntos, sobre todo, cuando su hermano Manolo-Wagner extraía del chelo algún "solo" de notas dulces y delicadas que le entraban directamente al corazón. Porque era el Violonchelo , el instrumento de su hermano, el que secretamente prefería Chimo-Verdi y al que tuvo que renunciar dada su pesadez, ya que de niño no podía con su peso.

La cosa, es decir la historia que nos ocupa, empezó cuando Chimo-Verdi y Manolo-Wagner, estudiantes aún, se buscaban la vida tocando en bodas, túneles del metro, pequeños actos privados y en cualquier sitio que se les pudiera aportar algo de dinero o comida para poder sobrevivir con aquellas exiguas becas. ! Si ! debió ser por entonces cuando se les acopló Nilsa.

Nilsa, una virtuosa de la flauta, tocaba como los propios ángeles. Nilsa era corpulenta, rubia y guapona y aunque su aspecto era de valquiria nórdica debía tener alma latina, porque a pesar de haber nacido en algún lugar helado de Escandinavia, odiaba 
de tal manera el frío del norte tanto en la naturaleza como en las gentes, que en cuanto le vino la regla y pudo disponer un poco de su vida, se dejó caer por todo el mapa de Europa hacia el sur Mediterráneo, resbalando flauta en mano.

Con Nilsa, el dúo de cuerda se hizo orquesta, pequeña, pero orquesta. La unión de la flauta al fraternal dúo les permitió ampliar de modo insospechado su repertorio e incluso adentrarse con nocturna alevosía y por supuesto  emocionante 
incógnito en el provechoso y más lucrativo terreno de los tugurios y clubes de jazz.

Los tres vivían juntos en un pequeño y destartalado piso de dos habitaciones en barrio viejo de la ciudad y como era previsible, el carácter mediterráneo de los dos muchachos en plena tormenta hormonal, la permisividad de la escandinava y lo barato que les salía a los tres el entretenimiento, llevaron a que, entre ensayo y ensayo, el sexo no tardara en aparecer entre ellos.

Hay que decir, que la nórdica estaba " muy viajada" y con una maestra tan experimentada y desinhibida como Nilsa ambos músicos desarrollaron su erotismo con una pericia impropia del nivel general de los reprimidos muchachos del conservatorio en aquel momento.

Es curioso como a pesar de ser mellizos, ambos hermanos desarrollaran de forma innata unos comportamientos sexuales tan diferentes como paradójicos : Chimo-Verdi, el violinista tímido, llorón y poca cosa, se mostraba más fogoso que su hermano. Tomaba a Nilsa al asalto abalanzándose sobre su curvosa desnudez, nadando en sus carnes con su pequeño tamaño y magreando con avidez sus descomunales senos, sus abultados glúteos y la estrechez de su cintura como si de un enorme y múllido violonchelo se tratara, para luego penetrarla furiosamente hasta que Nilsa en medio del sudor, llegaba rápidamente al éxtasis gritando tan agudamente que hacía vibrar las cuerdas de los instrumentos.

En cambio Manolo-Wagner, el grandón y tosco violonchelista, al contrario de lo que podía parecer por su carácter, se mostraba en esto más calmado y sensible. Se iba excitando lentamente mientras oía los gritos que profería Nilsa cuando estaba con Chimo-Verdi y que le recordaban al concierto numero 24 de violín de Paganini y luego, esperaba pacientemente a Nilsa, porque la rubia muchacha, después del siguiente ensayo lo buscaba a él, que más sofisticado y hedonista en el sexo, gozaba de la boca de Nilsa a la que gustaba de iniciar el encuentro con un dulce concierto con la flauta de Manolo cuyo crescendo hasta el final, se acompañaba del rasgado dulce de violonchelo de los virtuosos dedos de Manolo sobre su rubio sexo, que le provocaba un aluvión de suaves y dulces orgasmos hasta que su cuerpo quedaba gozosamente relajado dejando en su vientre un bienestar profundo y duradero.

A veces se podía ver a Nilsa cavilar abstraída mirando a la calle desde la ventana, no se podía explicar como de distinto placentero y maravillosamente diferente podía ser para ella el sexo, según cuál de los dos músicos interpretara la partitura de su cuerpo.

La verdad, es que Nilsa era feliz con ambos hermanos, pero no solo por el sexo. Los caracteres de ambos eran tan complementarios como su música y en su diferencia, se acoplaban el uno al otro hasta hacer de la vida, como si de un concierto de Mozart se tratara, la obra más bella

! Si!, Nilsa lo reconocía.. Estaba extrañamente enamorada de los dos y por mucho que se lo preguntara, como le ocurre a una madre con sus hijos, no sabía cuál de los dos la satisfacía mas ni a cuál de los dos amaba más. La nórdica, se sentía plena y completa y renunciar a cualquiera de los dos sería una tragedia para su vida emocional.

La cosa duró mientras los tres se vieron como compañeros juguetones de orquesta sin lazos ni compromisos…, pero llegó la tragedia… !El choque de egos!. Como siempre..! El enfrentamiento animal de los hombres por la propiedad de una mujer ! y cuando el sexo se tornó en amor, entre los hermanos comenzó la lucha… los celos…el rencor… las discusiones… La situación se hizo insostenible, la orquesta se disolvió y Nilsa, amándolos pero sin poder elegir entre ambos, decidió desaparecer de sus vidas antes de que los hermanos reprodujeran la historia de Caín y Abel.

!Dos años!. Dos años vagaron por separado los tres tristes, deprimidos y sin tocar instrumento alguno hasta que una mañana de primavera en la que los hermanos coincidieron abatidos en el parque de la ciudad y sin apenas saludarse se sentaron avergonzados en un banco a 
suspirando fumar en silencio, Nilsa mas bella que nunca, apareció delante de ellos como por arte de magia. Tras ella, un niño pequeño y gracioso le tiraba de su falda.

! Mira Gabriel ahí están tus padres!.. ! Qué suerte ! ! Tienes dos!

¿Sabeis…? Nunca supieron de quién era hijo Gabriel.. ni tampoco de Marta…ni de Luis… ni del resto hasta los cinco en total que vinieron después …porque los tres, !Jamás volvieron separarse!

!No !, !No creáis…!, a pesar de todo nunca fueron una familia !! No quisieron serlo !! al fin y al cabo, los tres eran músicos…!!Siempre fueron una pequeña orquesta… !! y así les iba mejor...





1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado!!! El relato tiene muchos temas,la música,el erotismo y el poliamor...En los sesenta se puso de moda,en España se habla mucho de ello ahora(como en tantas cosas ,vamos muy atrasados).Creo que es una opción muy buena u respetable, los poliamoros mantienen relaciones estables,todos son conscientes,no existen los celos ni la posesión.Es difícil que una persona sola te llene en todos los aspectos...me lo voy a pensar jijiji.
Excelente y muy divertido Paco!!!
Enhorabuena...

Vir.