sábado, 29 de octubre de 2016

LOS PAVOS DE MANOLO

! ! Tengo más hambre que los pavos de Manolo !! No puedo negar que ésa expresión, oída alguna vez a alguien en algún lugar, me hacía mucha gracia. Aunque durante años no pude saber a ciencia cierta que había ocurrido con aquellos famélicos pavos, al fin pude saciar mi curiosidad. Bueno…en realidad, tuve que esperar años a que Internet globalizara la información para hacerlo, pero al fin, encontré la versión completa de la dichosa expresión cuyo gracejo debía ser inequívocamente andaluz: !! Tengo más hambre que los pavos de Manolo que se fueron detrás de un tren creyendo que era un gusano !!


!Si!, tal vez fuera a causa de ese dicho el que los pavos a mí me cayeran bien ,…si, me gustaban… vamos… .sonreía con ternura imaginando a un puñado de aquellos emplumados seres desesperados corriendo y glugluteando por el medio de las vías, tropezando con las traviesas mugrientas, perdiendo plumas al agitar sus flacas alas tratando de volar como buitres abortivos que estiraran sus leprosos cuellos y sus colgantes mocos para alcanzar el oxidado y desnudo enganche del último vagón del viejo tren de vapor que inalcanzable para ellos, se alejaba pitando, bufando y echado humo blanco.

La gracia de la cosa es, que para mi desgracia, yo me fui detrás de los pavos igual que ellos se fueron tras del tren. Es decir, no por afición desde luego, fue la necesidad , el hambre y la puta casualidad de que para un mediocre y anodino biólogo pobre y recién licenciado como yo, no hubiera otro trabajo al alcance de su curriculum que realizar estudios sobre el comportamiento de esas gallináceas en aquella perdida granja del ministerio situada donde Cristo dio su última voz y donde por falta de presupuesto , además de científico que recoge datos para estudio , recogía mierda a capazos.


! Si amigos ! !Habéis leído bien ! !Mierda! y ! A capazos !...porque también en aquel lugar del demonio, yo era también el que limpiaba los gallineros de tela metálica, quitaba los excrementos, arreglaba las vallas de los gallineros, administraba el pienso y ! Siempre!.. Sucio como un puerco, sudaba a mares y cogía insolaciones día sí y día no para que probablemente en la capital Cristóbal, el sobrino de Don Manuel ( Manolo para mas casualidad ) director el proyecto de los putos pavos, sentado en una cafetería con aire acondicionado. pensara rascándose los huevos, en hacer la tesis doctoral con los datos que yo suministraba.

Ahora pienso que me sobreestimé un poco o tal vez minusvaloré la advertencia que me hizo el científico saliente a quien substituí en aquellas soledades, de que me andará con ojo con él. En mi suficiencia de novato ni siquiera le pregunté quién era él. Pero pronto lo supe !Vaya que si! porque se refería al Jhonny.

Johnny era pavo el cabrón que me atacaba y me picaba como un escorpión demente tratando de expulsarme de las jaulas. Jhonny era el pavo lider. El puto jefe de la manada de una cincuentena de pavos a los que divididos en varios grupos controlábamos el crecimiento según el tipo de alimentación.

Todos sin excepción, obedecían a Jonny sin rechistar y la verdad es que no era para llevarle la contraria porque a pesar de recibir la misma alimentación que los demás su tamaño, era casi el doble y su plumaje bello lustroso y oscuro se inflaba desafiantemente ante cualquier amenaza mostrando dos pechugones como dos hogazas mientras rascaba amenazadoramente el suelo con afiladas garras amarillas de tres dedos que bajo sus gruesos muslos, avisaban inequívocamente de que en su ADN no solo estaba presente la genética de los dinosaurios, sino la del mismo Tiranosurus Rex.

Debí de ser el último en enterarme de por que nadie había pedido aquella vacante. Aquel Tirano soberbio de Jhonny, no estaba por la labor…, se negaba a que su manada siguiera otra disciplina que no fuera su santa voluntad. Jhonny hacía que los demás pavos no respetaran los turnos de los comederos…, se escabulleran a la hora de pesarlos y medirlos…, organizaba fugas en grupo al amparo de la noche…, fertilizaba a las hembras de todos los grupos que no se dejaban montar por ningún otro macho …, y tras las dolorosas capturas a las que me obligaba para aislarlo, se resistía picoteando con fiereza donde más dolía y en las que, a pesar de los guantes y pantalones acolchados yo siempre salía feamente herido y arañado, para luego escapar tras la captura el muy ladino, de la jaula de aislamiento como un Houdini emplumado y se pasearse ufano entre sus compañeros que miraban admirados a su héroe con una mezcla de orgullo y veneración, sintiéndolo más como maestro y guía que como el puto dictador que era.

No me hizo falta mucho tiempo para comprender que el estudio científico y con él mi trabajo y mi sustento, se estaba yendo irremisiblemente al garete y que al final, las cosas se estaban planteando con el dilema de ..!" O él….o yo !"

.¿ Iba un animalucho por muy líder que fuera a poder con la inteligencia y voluntad de un ser humano… ?? !! No Nunca…!! y menos, con la mía que ya era minusvalorada por mis compañeros de especie….si me dejaba vencer por él…¿Que me hubiera quedado?.

!!Matarlo de dos disparos de escopeta!! Confieso que se me pasó por la cabeza, pero pronto deseche la idea en cuanto di cuenta de que un biólogo que estudia y ama la naturaleza no puede matar a un ser vivo .. Matarlo no…., pero putearlo y demostrarle su sitio en el ecosistema….!Eso si!, ! Genial! , !Eso si que mi conciencia lo podía admitir !. Así, que …. tras mucho pensar, decidí emplear mis conocimientos de psicología animal para ganarle la partida a aquel bicho humillándolo ante sí mismo y ante sus semejantes hasta que, evaporados todos sus humos, se refugiara acurrucado en un rincón entre las risas y el glogloqueo de sus exadmiradores.

Como si se imaginara algo, esta vez la captura fue mas difícil y sangrienta, Se defendió como un león y por fin lo logré inmovilizar. Con unas tijeras de podar, le corté una a una todas sus plumas que cayeron formando un enorme montón, hasta dejarlo desnudo y ridículamente rosado como un pollo gigante de supermercado. Luego, con mi sonrisa mas maliciosa, lo solté entre sus compañeros y me senté con mi máquina fotográfica, cigarro en boca, a tomar notas de la experiencia en mi cuaderno de campo.

Aún no he podido olvidar la escena a pesar de los muchos años transcurridos porque cuando levanté la vista, el resto de los pavos de la manada, con sus cuerpos inflados, habían rodeado a Jhonny arropándolo del frío formando un formidable abrigo redondeado del que orgullosamente surgía estirado y digno su cuello hasta su erguida cabeza. Jhonny me miró con fiereza, clavó sus negros ojos brillantes de saña en los míos y me apuntó amenazantemente con su agudo pico mientras su moco y su roja papada lucían más bellos que nunca.

Es curioso que aunque toda la escena se produjo en un inmenso y solemne silencio, casi pude oír sus pensamientos : ! Mírame ! , ! Mírame bien simio lampiño de mierda ! ! Has perdido !, ! Has perdido de nuevo ! ! A mí me saldrán las plumas de nuevo ! !! Pero tú….!!, !! Tu nunca tendrás cojones !!.

Si Amigos, ! Me fui de allí !. Reconocí mi derrota. A mi destrozada autoestima le importaba una mierda ya aquel proyecto, y para mí, lo urgente era reparar mi ego para poder seguir viviendo. Es curioso que fue por entonces cuando descubrí mi mejor cualidad como ser humano mi verdadero talento…: ! La Resignación!, porque cuando salía de allí cargado con mi vieja mochila, ni siquiera me importó percibir en aquellos pavos… cierta sonrisa burlona…. ahora, !! Los pavos me dan "Pavor"…..!!






2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Amon-Ra-Net dijo...

En la novela satírica ‘Rebelión en la granja’ del británico George Orwell un grupo de animales de una granja expulsa a los humanos tiranos y crea un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en otra tiranía. El protagonista de tu narración debió informarse de las peculiaridades de las galliformes oriundas de América, de origen azteca para más señas y de que no es ‘moco de pavo’ enfrentarse con ellos siendo tan ‘pavo’ e incauto. Mas le hubiera valido obviarlo e irse a la cercana aldea a ‘pelar la pava’ con alguna ‘pavisosa’ o sin que se le suba ‘el pavo’ gastarse unos ‘pavos’ con donosa lugareña ante la que ‘pavonearse’ cual ‘pavo real’ en celo. La ‘pavada’ solidaria del moralizante final es tan chocante como bailar una ‘pavana’ a ritmo de rigodón.
El pavo central de la acuarela me mira enojado desde cualquier ángulo que me situe, tal vez presiente que he descubierto el lifting que le ha retocado los nada estéticos colgajos del cuello.
Música: Imperio Argentina y Miguel Ligero en la bonita canción ‘Echale guindas al pavo’