jueves, 5 de noviembre de 2015

LA FELICIDAD DE FELICIA

Si, lo de Felicia era genético y familiar, pero cuando ella nació, en su familia solo su tía Teresa era tan gruesa como ella. Ambas habían heredado ese escondido y maldito gen que desde hace siglos pululaba escondido en el ADN de sus ancestros pequeños y enjutos, manifestándose caprichosamente solo de cuando en cuando



El Dr. Giner, el Ginecólogo, ya había temido dificultades cuando la vio ponerse de costado para entrar a por la puerta de la consulta. Venía sola y sin acompañante, lo cual le había extrañado, porque por lo general las personas con alguna discapacidad, solían acudir a las consultas escoltados por alguien , normalmente su madre, que los cuidaba y atendía con una mezcla de cariño y culpabilidad por haberlos traído éste puto mundo con alguna tara.

Felicia, había precisado de las dos sillas delanteras del despacho para sentarse y cuando comenzó a hablar, el facultativo se sintió sorprendido de nuevo porque de entre los pliegues de su papada surgió 
al mismo tiempo que una mirada inteligente y dulce, una voz preciosa que modulaba con finura 

La enorme mujer había expuesto su problema con claridad y una mezcla de serenidad y decisión: Mire… Doctor, estoy preocupada porque no me baja la regla desde hace un año. Sé que es normal por mi sobrepeso que no me baje en varios meses, pero nunca había sido tanto tiempo.

El especialista, miró con lastima hacia el potro de exploración y pensando que aquella estructura no estaría pensada para la podría resistir su peso y que podría colapsar ocasionando un desagradable accidente .Por fin y tras meditarlo, optó, por acomodarla en la camilla que era más baja y más fuerte para poder explorarla de algún modo

Ahora, el pobre hombre, llevaba media hora luchando con el cabezal del ecógrafo entre aquella masa de carne y aun no había podido definir ni una sola estructura en su interior. Estaba nervioso..., le caían los goterones de sudor haciendo que sus gafas resbalasen por su nariz. Aquella mujer era enorme, alta sí, pero sobre todo, era de una obesidad descomunal..

Felicia se había ido relajando al tiempo que su cuerpo se iba desparramando por los costados de la camilla hasta que ésta quedo invisible bajo los colgajos de sus carnes. Las batas inmaculadas de los sanitarios le habían recordado su infancia cuando ante la mirada incrédula del pediatra destrozaba todas las estadísticas y las curvas de percentiles de peso para la edad…

Con frecuencia, Felicia pensaba que con su mal le había llegado también el remedio, en forma de su tía Teresa a la que consideraba como su verdadera madre ya que su morfología la apartaba un poco de su madre biológica.

La suerte de Felicia era que Tía Teresa, una mujer inteligente, había aprendido a vivir superando las burlas, la vergüenza, la crueldad , el desamor y la soledad que generaba vivir en aquel descomunal cuerpo a base de sobreponerse a cada episodio doloroso de su existencia  aprendiendo de ello . Con su experiencia, Tía Teresa pudo educar a Felicia para sobrellevar con dignidad en la vida aquello que de los demás desgraciadamente podía esperar y por eso le había enseñado a buscar con decisión su felicidad fuera de los patrones que regían para la gente "normal".

Cuando un día, Felicia alzó la vista del monitor de su ordenador desde que vía internet dirigía sus boyantes empresas y sintió en su interior la pulsión animal y salvaje de vivir en compañía. No lo dudó, ! Sabía dónde encontrarla… !

Con la paciencia de una araña, se sentó durante un mes entero en la sección para hombres del departamento de tallas especiales de aquél afamado Centro comercial  y allí permaneció quieta, sin mover un músculo hasta que vio lo que buscaba…

Alfonso era tan grueso como ella… pero más alto y fuerte. Se le veía enojado tres pasillos más allá, luchando por ponerse ilusamente una chaqueta preciosa pero que a todas luces le venía pequeña. Su mirada que podía cortar el acero se le escapaba entre los rizos negros de sus pestañas. Felicia, se quedó prendada al instante de la presencia animal de Alfonso… de su cara enfurruñada… y de la maraña de hirsuto pelo que asomaba por el cuello abierto de su camisa apuntando bajo su tela un verdadero cuerpo de oso.

Entonces, se levantó ágilmente y como una hembra receptiva fue directa a su presa a la que se acercó sigilosa….- ¿Te ayudo a encontrar algo que te vaya bien…? El resto fue fácil, porque a Alfonso lo que le iba bien, era ella…...

Para el que los hubiera podido ver desde fuera, su apareamiento hubiera parecido como el de dos cetáceos en un documental de naturaleza. Era tan difícil como acrobático acoplar aquellas dos moles para conseguir que comulgaran juntas y que sus partes placenteras, escondidas media vida entre gruesos pliegues, ensamblaran amorosamente… Pero desde dentro… sentido desde su intimidad… para ellos fue una maravillosa danza, una deliciosa lucha lenta y sin reglas en la que cada uno gozaba del volumen del otro con la familiaridad de lo conocido retorciéndose, doblándose, forzándose y aflojando como el instinto animal les guiaba.

-!! Felicia !!. La voz del Doctor que le hablaba sin dejar de explorarla, la sacó de sus pensamientos, haciéndola consciente de que se había comenzado a excitarse un poco….

-! Mire!.. !Entiéndalo Felicia!.. por más que me he esforzado, con éste aparato no veo casi nada… no alcanzo a detectar con precisión las estructuras de su cuerpo. Es Vd. una persona especial y solo los avanzados aparatos del Hospital central podrán hacerlo... Pero en principio, para tranquilizarla, solo puedo decirle por que los latidos que detecto, que está Vd. embarazada, y que además el embarazo es gemelar….

Una ola de felicidad incrédula le fue subiendo desde el vientre a Felicia para ir alcanzando todas y cada una de sus orondas células dejándola tan idiotizada y sonriente como tras su primer orgasmo salvaje con Alfonso. ! Felicia pensaba que era infértil como lo fue tía Teresa…!

Cuando abandonó la consulta, traviesamente, salió con cara seria… Alfonso con la preocupación en su rostro, la esperaba sentado o más bien derramado sobre media docena de sillas en la pequeña sala de espera afortunadamente vacía. 

Felicia solo dijo en tono firme…! Vamos! y dándose media vuelta comenzó a andar por el pasillo acosada por el hombretón a sus espaldas…

-¿Cómo ha ido…?..?...¿Qué te ha dicho..? ¿Es algo grave… ? ¿Te tienen que operar…!! Dime algo Felicia por Dios….!! !Pero donde vamos tan de prisa…!

Felicia se paró, y sin darse la vuelta le dijo muerta de risa

- !! A cambiar el coche por una furgoneta !!..!! Gilipolla ..!!