viernes, 30 de octubre de 2015

EL PESCADOR TRISTE

En la Albufera, al amanecer, cuando paseaba antes de que el calor del verano levantino me recluyera en la cárcel del aire acondicionado, lo veía al contraluz del brillo del agua. Siempre igual, encima de su decrépita barca negra calafateada con alquitrán, sentado, inmóvil, sin quitar la vista ni un instante de la boya roja que pende de su caña de pescar. Tan quieto estaba, que al principio llegue a pensar que era el reclamo publicitario turístico de algún restaurante cercano.


Siempre estaba allí….Le había visto por Pascua o por Navidad... Siempre allí..., todos los días del año..., como si las inclemencias del tiempo no fueran con él, no lo arredraba ni el frio, ni el viento, ni la lluvia ni la tenebrosa niebla de febrero. Pero…jamás le he ví pescar nada….! Ni un solo pez!.

Fernando, como ahora sé que se llama, no pescaba en el gran lago…, ni siquiera en un canal de paso de los cientos que surcan los arrozales…. Fernando pescaba en una pequeña laguna verde e infecta, poco más que una charca, que las obras de drenaje dejaron aislada en el margen de una compuerta. Sus aguas eran tan densas, que ni siquiera el viento del cercano mar les lograba levantar un rizo.

! Claro que me inspiraba curiosidad!. Por eso, una tarde que por azar fui al anochecer a riesgo de que los mosquitos me desfiguraran y me lo encontré de cara regresando por la senda, no pude reprimir mi deseo de saber y le pregunté medio en broma

- ¿ Cómo es que nunca le veo sacar nada buen hombre?...

- ! Fernando! , llámeme Vd..Fernando… me contestó. Luego con gesto triste y abatido continuó hablado.

-Es que realmente yo no vengo a pescar..

- ¿ Entonces, ¿Qué coño hace Vd. ahí siempre?

- Pues descansar

-¿Descansar?

- No descanso mi cuerpo señor.. !Descanso mi atormentada sesera!...

-No el entiendo bien Fernando.

-Mire, desde que mi mujer me dejo por borracho hace siete años, vivo atormentado de arrepentimiento y de culpa. ! Uno no se da cuenta de lo que ama hasta que lo pierde!, y luego…! Ya no tiene remedio…!. El día que la perdí, era la enésima vez que llegaba ebrio a casa, tras la enésima promesa de enmendarme.

Me senté en el sillón esperando la trifulca.., pero no.., no hubo nada…, ella salió de la habitación con una pequeña maleta verde, me miró con una sonrisa triste a la vez que le caían dos lagrimas de sus ojos grises, y luego se fue…si, se fue en silencio, cerrando la puerta de la casa muy despacio.

! Amigo! lo que yo no me imaginaba, es que en aquella pequeña maleta verde se llevaba mi alma. Se me pasó la borrachera en ese mismo instante y un abismo negro de desconsuelo se abrió bajo mis pies para no cerrarse nunca.

Desde entonces, no he vuelto a probar el alcohol, dejé los amigos y la mala vida y vivo solo venerando dolorosamente todas las cosas que ella dejó...

Ahora , pienso que la amaba tanto, que inseguro de mi, bebía para poner a prueba su amor igual los niños cogen rabietas para llamar la atención de su madre y asegurarse de que los quieren.! Pero me di cuenta tarde!, cuando las cosas ya no tienen remedio… y desde entonces… , la añoro tanto que salvo aquí en la laguna, no me la quito de la cabeza ni un solo minuto ni de día ni de noche.

¿ Aquí en este perdido lugar logra Vd. no pensar en ella …?

-! Si, amigo!. Aquí yo no pienso en nada. Descubrí por azar que la boya de mi aparejo parece hipnotizarme cuando flota en el agua como lo hace la llama de un fuego y durante las horas que paso arriba de la barca, mi mente se queda en blanco y no piensa, solo descansa en espera del tormento que traerá el anochecer. !Ah! y gracias a ese respiro, no me he quitado la vida aun. Bueno…Gracias a eso… y a Luisa.

¿Luisa? ¿No me ha dicho Vd. que está solo y no tiene a nadie?

- !No claro! Vd. no lo ha entendido por que es difícil de explicar…. Luisa no es una mujer, Luisa es pez, Luisa es la única carpa que queda en esta laguna. El resto de peces, incluida su pareja y sus hijos, murieron por falta de oxigeno. Luisa es hermosa, una autentica superviviente de escamas grandes y doradas que está tan triste y sola como yo. Todos los días se acerca a mi barca a saludarme boqueando cerca de la superficie para que el agua burbujee y logre coger un poco del aire con el que ha aprendido a vivir.

Yo creo que solo nos quedamos el uno al otro, y al vernos cada día, sacamos las fuerzas justas para poder volvernos a ver un día más.

!Qué curioso! y…¿ Luisa no ha picado nunca su anzuelo ?

- ! Claro, que ha picado! pero… solo cuando ella quiere, dos o tres veces al año todo lo más… Cuando me ve muy abatido, Ella pica para darme una alegría, y lucha fieramente para que me cueste sacarla, aunque ambos sabemos que es todo teatro. Luego, le quito el anzuelo delicadamente para no hacerle daño, la acaricio y la dejo haciéndome compañía en la cubeta de agua hasta que antes de irme, la libero a su charca.

- Pero… Fernando !hombre!…! Luisa un día u otro morirá… !

- !Ni me lo nombre Señor!, !Solo le pido a Dios que me la haga durar! Porque ese día , ese día… me iré tras ella donde quiera que vayan las almas de los peces….

La noche se nos había echado encima cuando Fernando se marchó . A mí, se me quedó el corazón en un puño y un regusto amargo en la garganta que no se fue un mucho tiempo… !Maldita sea mi curiosidad que me llevó a hurgar en las entrañas de aquél pobre hombre!. !No he vuelto a pasar por allí !, !No! no he vuelto…. Se me hace insoportable la idea de volver un amanecer y no ver ya a Fernando y su barca inmóviles y recortados a contraluz en el brillo de la laguna…