sábado, 7 de marzo de 2015

LA FLOR SIN PERFUME


Una hora, una amarga e interminable  hora fue lo que necesitaron los oscuros ojos de Rocío para llenarse de sus lagrimas, que brotaron sin permiso, en silencio, y fueron resbalando por sus mejillas hasta que  su boca comenzó a percibir su sabor salado .
Había notado hace algún tiempo algo se había enfriado entre ellas y  había citado a Lola en el parque, en el mismo banco en el que tantos momentos felices habían pasado, para intentar revivir  su relación.

Rocío había llegado diez minutos antes. Estaba preocupada. La belleza de los cedros, el olor a tierra húmeda, el verdor de los setos de romero y la belleza de las flores de invierno, no habían logrado penetrar en sus sentidos para relajarla como siempre lo hacían. 

Cabilaba ensimismada pensando lo que le iba a decir… como tenía que mirarla… que momentos debía de recordarle para conmoverla… o que ocurrencia contar para oír de nuevo su risa musical.

No comenzó a impacientarse hasta que pasó un cuarto de hora. Al fin y al cabo, Lola nunca fue puntual como ella. Sacó el móvil del bolso y lo consultó impaciente en busca de algún mensaje…!Nada! ! Nada de nada!. Luego se irguió alejando su espalda de los listones del respaldo para avistar mejor el paseo ajardinado que llevaba hasta la entrada del parque y cruzó piernas, balanceando rítmicamente con impaciencia el pie, mientras nerviosamente encendía  un cigarrillo y exhalaba con fuerza el humo lejos de su cara.

Sin darse cuenta, su cabeza volvía al pasado. ¿ Porqué Dios la había hecho así? ¿Para qué sirve la inteligencia de una mujer si no se acompaña de algo más?  !No es preciso ser atractiva..!,! El mundo está lleno de mujeres feas y felices!.! Además, ella no era fea! ! Simplemente era invisible!. Bueno… había sido invisible hasta que Lola se cruzó en su camino. Después, ya no le importaron los cientos de chicos que la miraron sin verla mientras ella suspiraba, ni la mirada neutra de las clientas cuando las atendía en su tienda, ni la compasión que levantaba en sus pocas amigas cuando la veían triste. Con Lola, Rocío había dejado de ser "Una flor sin Perfume".

Todo había sido natural, espontaneo, el amor brotó entre ellas con la sencillez con la que el sol sale o la lluvia cae. Dos amigas sentadas al borde de una cama comparten sus penas. Lola llora amargamente un desengaño en el regazo de Rocío mientras ella la abraza y besa sus rubios cabellos , Rocío la consuela sin haber sabido aun lo que es un desengaño. Besos en aquellos ojos húmedos… mejillas acariciando mejillas… labios que se rozan en las comisuras… manos que caen blandamente y acarician la lana suave que cubre unos pechos…todo lento…armonioso…hasta el éxtasis final, tras el que las dos comprenden que se ha abierto en sus vidas un camino de esperanza.

A los treinta minutos, saltó el buzón de voz cuando finalizaron los tonos. Rocío, desesperada ya,  había llamado a Lola saltándose su costumbre de no importunar…!Lola no contestaba..!

Durante el cuarto de hora siguiente, la desesperación se fue convirtiendo en angustia.¿Cómo no había estado atenta a las señales?, ¿Es que el amor la había vuelto imbécil?, ¿Cómo no advirtió como miraba Rocía a aquel muchacho solitario de ojos verdes en la terraza que  frecuentaban ?. Los reproches que se hacía así misma iban cayendo en cascada…

Si, ya había pasado una hora, Rocío fue consciente que todo había terminado. Miró por última vez la entrada del parque. Se levantó, y con gesto abatido enfiló en dirección opuesta. No le quedaban fuerzas ya. Conocía de sobra el sentimiento de derrota. Ella sabía bien ser una flor sin perfume… y ahora, !Ahora también sabía lo que era un desengaño….!