domingo, 1 de marzo de 2015

LA BARCA VARADA

¿Habrá sido el destino o solo una coincidencia....?. No sé…, pero aquí estoy sentado entre las dunas en una preciosa tarde de finales del abril levantino. El sol calienta mi incipiente calva y el aroma del azar de los limoneros cercanos me transporta a mi niñez.. ¿Tenía que averiarse mi coche aquí… ? ¿ Aquí precisamente…? ¿En la carretera que bordea la playa y justo frente a la vieja barca de mi abuelo ?


Estoy convencido de que nuestro propio destino nos habla. Bueno.. en realidad, nos susurra…. nos ayuda …, nos previene… nos orienta....
Pero al destino, solo se le puede escuchar en el silencio.., en la soledad… , en la humildad…. y hoy en día, nadie tiene un minuto de paz para parar y escucharlo.

Además… en ocasiones, nuestro destino  nos aconseja cosas que no deseamos oír….incluso a veces, nos aturdimos a propósito para no escucharlo…

! Cuanto tiempo hace que no me sentía así….!, tal vez años desde la última vez que me sentí libre, sin esa "losa" que todos arrastramos cada día y a la que nos acostumbramos tanto, que solo la notamos en aquellos raros momentos en los que algo o alguien nos la quita la espalda.

¿Cuando cogí yo esa carga?, debió ser poco a poco... sin ser consciente, como crece una planta o se te cae el pelo… pero ahí está, impidiéndonos ser como de verdad somos…obligándonos de algún modo a vivir la vida de "otro" , no dejándonos apreciar la belleza de los momentos…ni la satisfacción de lo conseguido…
¿De verdad necesito esa carga para vivir…? ¿Cuántas veces me veo como " subido en una bicicleta" en la que si dejo de pedalear me caigo…? ¿Quién me subió aquí?...

Con estos pensamientos dirigí la mirada a la barca de mi abuelo.

Ella estaba allí….sola vieja y despintada, caída de lado… Algunas redes rotas y lonas 
hechas jirones y descoloridas por el sol, reposaban aun ligadas con cuerdas deshiladas a la desconchada cubierta y , como la boca oscura de un rape, mostraba la entrada a su bodega, que era ideal para que los niños jugaran al escondite.

Nadie la había vuelto a usar desde que mi abuelo la dejó allí hace años. Fue mucho antes de que él muriera. Pero ….no pasó ni un solo día del el resto de su vida, en el que él no fuera con su pequeña perrita " perla " a visitarla…, a acariciarla…., a hablar con ella…..consolarse mutuamente y recordar juntos las mil y una anécdotas y sucedidos en los cuarenta años de pesca que nos dieron de comer a todos.
Ahora sé, que cuando salían los tres de madrugada, aun de noche, a pescar… mi abuelo dejaba su " losa" en tierra...

Un día, mi abuelo dejó su barca por última vez. Sabía que no podría volver a la mar.. y que no habría quien lo hiciera después de él. Sabía que su arte, se había ido arrastrado por el tiempo… Entonces, dejó su amada barca cuidadosamente varada "proa a tierra", de espaldas al mar, para que ella no lo pudiera ver…., para que ella no lo echara de menos, como él dolorosamente lo hacía… Pero la barca, como él, estaba triste porque aún podía oír el batir de las olas y la música de la marea en los pequeños guijarros….

¿Pueden las cosas ser leales y fieles como lo son las personas y los animales....? No sabría responder.... pero mi abuela me contó, que como si no hubiera querido darle más pena que la que tenía el hombre…como si ya no le interesara ya estar en este mundo si él no estaba.......!! Aquella barca solo se comenzó a deteriorar cuando mi abuelo murió!!.