domingo, 18 de enero de 2015

EL MISTERIO DE LA CASA VERDE

¿Sabes?, nadie sabe de verdad lo que pasó en la "Casa Verde". Ahora, venimos en las soleadas mañanas del  invierno levantino a la Albufera a pintarla o tomar algunas fotos, ignorando su leyenda que ya se ha diluido entre las brumas del olvido.
Creo que solo yo, bien entrado el siglo XXI, conozco el misterio de la tragedia que encierran sus muros abandonados. De aquello, apenas queda algún recuerdo entre los viejos del pueblo que logró  pervivir del manto de tierra que se echó sobre aquél asunto.
¿Qué como lo sé? , la historia me la contó mi abuelo Visent muchos años después, cuando la parca le iba rondando. el yayo Visent estaba muy agradecido a Las Francesas y siempre mantuvo silencio de lo que sabía.
Nadie sabe, ni siquiera él al principio, como llegaron aquellas dos mujeres a la "Casa Verde". Una perdida construcción en medio de los arrozales, al borde de uno de los cientos de canales que desde el gran lago, apenas separado del mar por una estrecha manga de pinares y un par de compuertas, surcaba a lo largo una legua hasta el pueblo al otro lado que lado de las marismas.
Corrían los años cuarenta del siglo pasado, Europa estaba en guerra asolada el Nacísmo  y la España de Franco destrozada tras la contienda civil. El pueblo, tras las dolorosas purgas políticas, estaba bajo el yugo del fascismo victorioso y la iglesia intransigente, dominado por el revanchismo y la beatería.
Cuando alguien preguntaba, Margot y Corinne decían que eran hermanas y habían venido huyendo de la guerra a aquella casa que habían heredado. Pero mi abuelo siempre supo la verdad ; Eran amantes , y comunistas, y habían salido por pies de la Francia catalana cuando la Gestapo ya les pisaba los talones. Tomaron a mi abuelo para trabajar los arrozales cuando, sospechoso de desafección al régimen, nadie le daba trabajo. 
Con el tiempo, el dinero que  habían traído se acabó y los arrozales no daban para vivir, así que se hicieron putas. ¿Putas? ¿Cómo que se hicieron putas?. Si, se hicieron putas y la "Casa Verde" se convirtió en el burdel más insólito que pueda imaginar, allí en medio de la nada, aislado, rodeado de agua y brumas, solo se podía acceder con las barcas o por una minúscula senda por la que apenas cabía un asno, montaron un lupanar de solo dos putas.
¿Éxito? El éxito fue total. ! Imagínate! , Dos francesas de buen ver, con la coquetería gala y la sabiduría sexual desinhibida del país del amor, en medio de una sociedad pacata y reprimida. Pronto comenzaron a llegar de todos los lugares del lago, los hombres perchando sus negras barcas que dejaban amarradas a los postes clavados junto a la orilla. A veces, incluso haciendo cola, los hombres aguardaban pacientemente sentados en sus barcas fumado y bebiendo de la bota, y escuchando la música de acordeón que salía del interior, mientras les llegaba el turno de hacer lo que jamás hubieran soñado hacer con sus mujeres.

Aquel trajín no tenía descanso: Pescadores del Palmar, arroceros de Sueca, labradores del Perelló , cazadores de Valencia que con la excusa de tirar algunos tiros a los patos se allegaban los domingos al lugar, Incluso algún gerifalte capitalino, deseoso de probar aquellas delicias prohibidas de la Galia, acudía de incógnito al atardecer.
Aquellos pequeños cuerpos no conocían el descanso. Mientras, mi abuelo se preguntaba de que material tendrían hechas su partes intimas para aguantar lo que aguantaban  siempre sonriendo sin perder un ápice de su simpatía y haciendo felices a aquellos desgraciados. El cree que ellas gozaban de ver la alegría de aquellos ignorantes en sus miserables vidas.
 ¿Qué como  acabó aquello? ! pues mal !. !Rematadamente mal!. El escándalo se destapó; Lesbianas, comunistas y putas  ! Aquello no podía acabar bien!  No se descubrió por boca de los clientes, que mantenían la cosa en el secreto más absoluto como la "ley de Omertá" de la Mafía. Pero, tras un par de años, fueron las mujeres. Si, Las mujeres  del pueblo que habían notado que llegaba menos dinero y pescado a sus casas, las que junto al intolerante párroco destaparon el pastel. Los hombres, pagaban muchas veces a las francesas en especie con el pescado, el arroz, las hortalizas o  los patos y fochas que cazaban, que Margot antes del amanecer, primero en barca y luego en tartana , se encargaba de llevar a vender a los mayoristas del mercado de Ruzafa.
Sus cuerpos no se encontraron jamás, probablemente yazcan enterrados en el fondo del lago bajo un metro de tarquín negro, lo que dio pie a decir oficialmente a las autoridades que habían vuelto a su país. Pero mi abuelo cuando entró esa mañana en la "Casa Verde", la encontró revuelta, aun vio sangre en las arrugadas sabanas, señales de antorchas apagadas y alguna que otra pintada de símbolos fascistas en los muros del patio. En aquella época cruel, la gente no se andaba con chiquitas.
Nadie ha vuelto a habitar la casa verde. la maldición cayó sobre ella. Los hombres tristes y resignados procuraban volver al pueblo con la luz del día porque al anochecer, decían a veces haber oído voces en francés, melodías de acordeón, un hilo de humo de la chimenea o incluso alguna luz rojiza. también alguien había oído ladrar a aquel  pequeño perro ratonero que les avisaba cada vez que llegaba una barca y que encontraron colgado de una higuera el día de la tragedia.
Si Amigo, así era aquella España; cruel, pacata e ignorante. Han pasado ya 70 años, pero incluso ahora, cuando todos vienen a disfrutar de la belleza de estas soledades, un terrible escalofrío recorre mis entrañas.