domingo, 30 de marzo de 2014

VIOLETA Y EL GLAMOUR

A aquellas horas de la temprana mañana, una mujer sola y arreglada solo podía ir en éste país a una misa o a un entierro. Violeta, Doña Violeta,  atravesaba en soledad el Mercado de Colón, silencioso y desierto en lo temprano del domingo de Abril. En el exterior, los automóviles, dormían aun plácidamente, y solo algún velomotor zumbaba lejano en la Gran Vía del Marques del Turia, rodando bajo los Magnolios hacia el puente del río.
El interior del edificio modernista, recordaba la gran nave central de una catedral gótica. En sus laterales, a modo de capillas, las paradas y los puestos de venta estaban oscuros y silenciosos, con sus persianas bajadas, como si cerraran los ojos y callaran sumisos a su paso. Desde dentro, la puerta del otro lado, brillaba con una luz cegadora y cálida que tras iluminar unos limoneros, se proyectaba sobre el brillante y desgastado suelo.  Desde mi ventana , su figura así iluminada tenía un bello matiz de contraluz. El aire de poniente, traía el aroma a azahar de los campos de naranjos que cercaban la ciudad.
Cloc, cloc, colc,cloc  Violeta, caminaba con un taconeo lento y cadencioso cuyo sonido reverberaba en lo hondo de la nave. Cloc, cloc, cloc,cloc  sobre sus finos tacones de aguja, un pié viajaba delante de el otro, exacta y cuidadosamente, como si anduviera sobre una cinta de seda.
Cloc ,cloc ,cloc ,cloc, cada paso conseguía de su figura un balanceo femenino y armonioso que hacía oscilar   graciosamente las puntas de su estola  de astracán negro al mismo ritmo que su ondulado pelo . Su vestido cárdeno, tal vez algo más ceñido que lo que se tenía por correcto en aquellos años sesenta, hubiera hecho decir  a más de una matrona envidiosa,  que era " algo atrevido", pero aquel extraño tono morado, aparentemente elegido al azar, combinaba de forma perfecta y estudiada con la palidez de su rostro y con aquellos ojos verde-ceniza que te miraban algo tristes  encaramados en unos altos pómulos, envolviendo su imagen de un cierto halo de misterio, que atraía e inquietaba al mismo tiempo.
¿ Enamorado? ! Pues claro que estoy enamorado de ella !, si no, no se podría explicar lo que acabo de escribir…. desde que vine a este estudio en el primer piso de su edificio hace ya casi seis años, y la vi, bueno…., la espié por el patio interior. Fue la primera vez que subí al terrado a tender la ropa. Allá abajo estaba, en el cuarto piso, sentada tranquila en el tocador de su habitación . Ignorante de mi mirada, se cepillaba el pelo con suavidad. Ya casi se había acabado  de arreglar. No se había vestido aun. Un sencillo collar corto de perlas claras destacaba sobre una saya del mismo color, que marcaba pudorosamente sus pequeños pechos. Como en la aparición de una Virgen en una recóndita cueva, yo caí de rodillas emocionado y con  ojos húmedos y desde entonces, no soy más que su fiel devoto y su secreto esclavo.
¿ Saber de mi? ! No! ! No creo…..! Ella no debe saber casi  ni que existo, y por supuesto, lo estoy seguro de que no sabe Violeta...  Es que és mi obsesión…mi inspiración... e incluso a veces.. mi único motivo para seguir viviendo. Solo ella me saca del bajón y de la depresión cuando siento que para un poeta de estilo como yo,  escribir de oficio " Novelas de Kiosco" supone  un modo de sucia prostitución  que apenas  limpia el hecho de que llene el estomago y pague el alquiler.
¿ Mayor? , bueno, sé que hubiera podido ser mi madre , si me hubiera tenido muy joven, pero la belleza, en la mujer a veces gana con la edad  extraordinariamente cuando deja de ser espontánea y natural y se alía con  la elegancia y la sabiduría para convertirse en Glamour. Para mí, "El Glamour  " , es un concepto que trasciende lo temporal, ya que a diferencia de la belleza pura, solo se percibe cuando además de hermosura, hay gracia en el movimiento…, elegancia…., inteligencia... y magia.....  Además, en Violeta me atrae el morbo de su temprana viudedad, que siempre nos atrae a los hombres, y su soledad buscada tras la marcha de sus hijos, que parece un voto de castidad y que consigue ahuyentar los celos con los que a veces me traiciona mi imaginación.
¿ Que que creo que opina de mi? Bueno…..seguramente, Violeta me debe tener como el vecino  hosco y extravagante que vive solo en el estudio del entresuelo y se dedica a escribir noveluchas. Ni siquiera solemos coincidir , porque yo siempre bajo andando desde el entresuelo, es curioso, pero en los breves segundos en los que nos cruzamos…, aunque yo llevo la mirada baja, mis sentidos de afanan en captar su perfume, cuyo recuerdo puede perdurar en mi días enteros.
Violeta, Doña Violeta, siempre va perfumada. Pero aun recuerdo aquel día de bochorno de julio, que quiso Dios que coincidiéramos  bajando del ático . No os exagero si os digo que  tuve  que apoyarme disimuladamente en  la pared de madera del ascensor, para no desvanecer de la emoción. cuando tras observar las leves gotitas de sudor que perlaban el vello de su labio superior, percibí por primera vez, la gloria del olor que exhalaba su  cuerpo sin perfume.
¿ Que si la espío? ! Claro que la espío!  Es mi distracción…. Yo apenas salgo. Para mí, esperar su llegadas….  observar sus salidas… detectar sus presencias o sus ausencias, es un rito que llena mi vida, como a otros les llenan los paseos, las tertulias, el cine o  las partidas de ajedrez…
¿ Acercarme? ¿ Decirle algo?  !No! !No! ! Jamás !, Lo nuestro…… bueno lo mío… está bien como está, si la conociera más…. si nuestros cuerpos se tocaran y nuestras voces se cruzaran en la intimidad, mi pasión  no será mayor que ahora y  la realidad rompería cruelmente el misterio y haría añicos mi mundo, que ya sé que es un mundo extraño, pero……al fin y al cabo... es en el que  yo vivo .